viernes, 12 de abril de 2019

LA DESOBEDIENCIA CIVIL





LA DESOBEDIENCIA CIVIL


Henry David Thoreau

“El más rico es aquel cuyos placeres son los más baratos.”


La desobediencia civil es el título de una conferencia escrita por Henry David Thoreau que se publicó en 1848. En este escrito Thoreau explica los principios básicos de la desobediencia civil que él mismo puso en práctica: en el verano de 1846 se negó a pagar sus impuestos por lo que fue detenido y encerrado en la prisión de Concord. Él se justificó explicando que se negaba a colaborar con un Estado que mantenía el régimen de esclavitud y emprendía guerras injustificadas, en aquel caso concreto contra México.



La obra crítica la autoridad del Estado. Su repercusión fue muy grande, llegando a ser el libro de cabecera de Gandhi en su campaña de resistencia contra la ocupación británica de la India. También influyó en Martin Luther King y en su lucha no violenta en defensa de la no discriminación de la población negra en EE. UU. Ha promovido y sigue inspirando movimientos como la objeción fiscal, la objeción de conciencia contra el militarismo o violencias más o menos solapadas, movimientos ciudadanos y luchas ante lo que determinado grupo o persona considera abusivo. En adición, múltiples investigadores reconocidos internacionalmente han trabajado en directo con las ideas y acciones tomadas por el autor y su ensayo. De tal manera, la cita que revoluciona el principio social es la idea de ser individuos primeros y luego pasar a ser ciudadanos. Por lo tanto, al proponer una iniciativa tan radical, la entidad llamada sociedad peligra su equilibrio y su funcionamiento como fuerza de control.



H.D. Thoreau (1817-1862) no fue el inventor de la teoría de la desobediencia civil (los orígenes habría que buscarlos en el hinduismo, el budismo y en las revueltas agrarias antifeudales europeas). Pero sí fue el pensador más significativo en este ámbito, especialmente por su influencia sobre Mohandas Gandhi (que la vinculaba a la “satyagraha” -camino de la verdad-), Martin Luther King o Lluís Maria Xirinacs. La desobediencia civil no constituye tanto una “teoría” conceptualmente muy elaborada como una herramienta de lucha política -generalmente, pero no de manera necesariamente vinculada al pacifismo.



La desobediencia civil es un instrumento de protesta, de concienciación y de movilización política útil para ser usada “cuando ya no quedan más herramientas”, es decir, cuando el cierre del poder impide el debate público y democrático. Pero sólo sirve cuando todavía es posible buscar una solución no-violenta. O lo que es lo mismo, únicamente puede usarse cuando la situación no se ha degradado ya hasta derivar en situaciones de violencia generalizada y de guerra civil. La desobediencia vehicula una oposición generalizada (de masas) a través de la generalización de un gesto de protesta. Constituye un reto al poder establecido e injusto, que adquiere un alto contenido simbólico -y puede ser incluso admirada por gente que no se atreverían nunca a ejercerla-. En este sentido, la desobediencia es pedagógica, aunque se pague muchas veces un alto precio personal por participar en ella.



¿Cuáles son las claves para comprender esta desobediencia civil?



1. Resistencia al poder



Thoreau elaboró el concepto de “desobediencia civil” como respuesta pacífica ante dos hechos políticos que le repugnaban moralmente en los Estados Unidos de su época: la esclavitud de los afroamericanos y la guerra contra México. Desobedecer significaba para él, por un lado, negarse a pagar impuestos para no colaborar con lo que consideraba una injusticia y, por otro, reivindicar un “gobierno mínimo”, es decir, que interfiriera tan poco como fuera posible en la vida de la gente y que, por supuesto, no tuviera poder para enviarlos a una guerra asesina. En su Diario (16 de febrero de 1851), Thoreau se preguntaba: “¿Qué significa ser libres del rey Jorge IV y seguir siendo esclavos del prejuicio? ¿Qué significa nacer libres e iguales y no vivir? ¿De qué sirve la voluntad política si no es como medio para alcanzar la libertad moral? ¿Lo que nos hace sentir orgullosos es la libertad de ser esclavos o la voluntad de ser libres?” Resistir al poder también es, y para Thoureau especialmente, resistir a los prejuicios que el respeto desaforado por el poder nos inculca (incluso de manera inconsciente).



2. Individual, pero con vocación de masas



La desobediencia civil no se puede exigir a nadie porque (excepto en casos gravísimos como el genocidio, donde de todos modos confraternizar con el enemigo no servirá para conservar la vida), no se puede pedir racionalmente que alguien ponga en peligro su vida, sus propiedades o su familia para defender una idea, aunque esta idea sea absolutamente justa. La desobediencia la lleva a cabo, básicamente, gente con un alto nivel de conciencia personal. En ‘Una vida sin principios’, Thoreau decía de sí mismo que quizá era más celoso que lo habitual en cuanto a la libertad. En su opinión, las mayorías suelen ser ciegas a los principios de justicia y se mueven por conveniencias. Por eso hace falta un gesto que las mueva.



3. Movilizadora, ejemplarizante, pedagógica



“No importa cuán pequeño pueda parecer al principio: lo que se hace bien una vez, está bien hecho para siempre” (‘Desobediencia civil’). Lo que importa en un acto de desobediencia política es el gesto. Si “antes que nada tenemos que ser hombres y no súbditos” (‘Desobediencia civil’), la protesta individual tiene un valor de movilización. Por eso recomendaba: “Haga lo que nadie más puede hacer por usted” (‘Cartas a un buscador de sí mismo’). Una protesta se debe hacer por razones morales, en defensa de los valores universales y ante formas de opresión conocidas y sentidas por toda o buena parte de una población -y esto excluye intereses particulares u otras motivaciones secretas-.



Para Thoreau: “no es tan importante que algunos sean tan buenos como tú, sino que haya alguna bondad absoluta en alguna parte que influencie a toda la masa” (‘Desobediencia civil’). La bondad absoluta de algunos tiene siempre valor de ejemplo para todo el mundo. Y en cualquier caso: “Cualquier verdad es mejor que un engaño” (‘Walden’).


4. Con valor simbólico de denuncia pública



“Cada paso del hombre se mide ante el sistema” (‘Diarios’, 31 de enero 1841). Si “primero tenemos que ser hombres y después súbditos” (‘Desobediencia civil’), el gesto de desobedecer la ley injusta nos rehabilita (nos otorga dignidad) como seres humanos. Thoreau considera que “la injusticia es una parte necesaria de la máquina de gobierno” y la denuncia pública es parte de la exigencia moral de la ciudadanía ante la máquina. Se trata de despertar las mayorías “dormidas”, y en este sentido una repulsa privada de la injusticia es buena pero claramente insuficiente. Resistir en privado no es malo pero sí ineficaz. Asumir el riesgo de una sanción (que es una posibilidad real en forma de multa, de prisión o de expropiación de propiedades) forma parte del riesgo que asume quien desobedece, pero también da visibilidad, liderazgo, credibilidad y dignidad moral a quien recibe el castigo injusto.



5. Fundamentalmente no-violenta



Ninguna protesta justifica actos vandálicos. Thoreau era básicamente un pacifista pero entendió que una situación excepcional (la lucha de John Brown para liberar los esclavos que le costó la vida…) debía resolverse de manera violenta -en la medida en que, por la naturaleza misma de la opresión, no hay otra salida posible-.


En todo caso, siempre es mejor morir (como John Brown) que matar. Pero lo decisivo en la perspectiva de la desobediencia no es la sangre; es el gesto y su intensidad, evitando al máximo cualquier dolor porque necesariamente el dolor implica inhumanidad. Y no hay que olvidar que “nuestra compasión es un don cuyo valor no podremos conocer nunca” (‘Diarios’, 02 de febrero 1841).


6. Centrada en ámbitos donde el poder no espera que le reten


La mayor parte de la gente “no puede prescindir de la protección del gobierno existente y tiene terror a las consecuencias de la desobediencia al gobierno por sus propiedades y sus familias (‘Desobediencia civil’), por eso hay retar al gobierno donde no lo espera, con un gesto radical. para Thoreau: “Las grandes personas no buscan nunca la oportunidad de ser grandes, sino que convierten en ocasión para ello todo lo que les rodea” (‘Diarios’, 1 de junio de 1841). Aprovechar la ocasión para retar al gobierno forma parte esencial de toda estrategia de desobediencia.



7. Orientada a fines concretos



La desobediencia no cambia el sistema sino sus actos injustos. Thoreau no impugna la democracia americana; simplemente pretende mejorar -de hecho, se autoconsideraba un patriota-. Tanto la esclavitud como la oposición a una guerra de conquista son objetivos posibles, realizables y nada utópicos. La desobediencia debe tener objetivos claros que los ciudadanos puedan comprender y apoyar activamente.


8. Sostenible en el tiempo de forma indefinida


La desobediencia es un acto de resistencia consciente e intencional que no cesa hasta conseguir su objetivo político. Por lo tanto, exige paciencia. Si, como dice Thoreau, “no puedo ni por un instante reconocer (…) como propio un gobierno que es también el de la esclavitud” (‘Desobediencia civil’)”, la lucha será necesariamente larga, por lo que la desobediencia debe tener rostros diversos y energía para mantenerse. por este motivo, para desobedecer es necesario el valor: “¡Sea valiente! Es lo más importante”, recomienda Thoreau (‘Cartas a un buscador de sí mismo’, 19 de diciembre 1854).



9. Políticamente coordinada


Thoreau fue siempre un individualista radical, alguien que “obedece su propia ley”. Aunque “la ley nunca ha hecho a los hombres un poco más justos” (‘Walden’) es necesaria la organización colectiva para poder reformar la sociedad.


10. Referida a una ética superior



La desobediencia se lleva a cabo por razones de conciencia, de imparcialidad y de valor universal que no sólo son superiores a cualquier interés sino que también mejoran moralmente a quien la práctica.




Ramón Alcoberro
Filósofo catalán.


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