LA AREOPAGÍTICA.
JOHN MILTON
«This is true Liberty when
free born men
Having to advise the public,
may speak free, Which he who
can, and will, deserves high praise;
Who neither can, nor will, may
hold his peace:
What can be juster in a State
than this?
Continuamos en el mes
de la Teoría Política y mi segundo invitado como ya se los había anunciado en
el artículo anterior de John Locke, es nada más ni nada menos que John Milton,
otro inglés, de la misma época de las revoluciones, quizá no muy reconocido
pero si constituye un nombre obligado no solo en los estudios de ciencias políticas
por su valioso aporte contra la monarquía, sino además por famoso legado en
defensa de la libertad de expresión.
Aunque su obra más
reconocida como poeta fue el paraíso perdido, en esta oportunidad nos vamos a
centrar en ese escrito casi un Himno a la libertad de expresión la Areopagítica.
John Milton (Londres,
9 de diciembre de 1608-ibídem, 8 de noviembre de 1674) fue un poeta y ensayista
inglés, conocido especialmente por su poema épico El paraíso perdido (Paradise
Lost). Políticamente fue una figura importante entre los que apoyaron la
Mancomunidad de Inglaterra. Ocupó el puesto de ministro de lenguas extranjeras
bajo el mandato de Oliver Cromwell y sus tratados políticos fueron consultados
para la redacción de la Constitución de los Estados Unidos de América.
Es obligado hacer un
recorrido por los acontecimientos de la Inglaterra de la época que inspiraron tremendo
escrito y es que recordemos que la reina Isabel I murió sin dejar descendencia,
cesando así la dinastía Tudor, e iniciando la de los Estuardo, al pasar la
corona a Jacobo I, que era también rey de Escocia e Irlanda. Con el ascenso al
trono de su hijo, Carlos I de Inglaterra, las tensiones entre el parlamento y
el monarca comenzaron a amenazar la monarquía: Carlos I quería unificar los
tres reinos (Inglaterra, Escocia e Irlanda) bajo un solo reinado, pero el
parlamento temía que esto modificara las tradiciones de la corona inglesa,
disminuyendo el poder parlamentario. El matrimonio del rey con una mujer
católica también generó preocupación en los anglicanos. Por otro lado, Carlos I
buscaba la gloria en las guerras europeas, lo cual requería de fuertes tasas de
impuestos. Las tensiones se acrecentaron cuando el parlamento intentó procesar
al duque de Buckingham, favorito del rey, por lo que éste decidió disolver el
parlamento. Después de 11 años de tiranía, se inicia una revuelta en Escocia,
que constituye el comienzo de las Guerras de los tres reinos. Tras la derrota
en Newcastle, vuelve a convocar el parlamento, que se muestra más hostil de lo
que había sido antes. El 3 de enero de 1642, Carlos envia al Fiscal General del
Estado a la Cámara de los Lores para procesar por alta traición a varios
Comunes. El intento de arresto precipitó la guerra civil.
Después de esta
primera guerra, Cromwell tomó poder en el lado parlamentario, sofocando
sublevaciones e invadiendo a Escocia. Cuando el parlamento decide negociar con
Carlos I, Cromwell inicia un golpe militar, separando así al bando
parlamentario en dos e instaurando la Mancomunidad de Inglaterra. Carlos I de
Inglaterra fue decapitado el 30 de enero de 1649, con lo que se inician los
años de la república y el protectorado, hasta la Segunda Guerra Civil Inglesa.
Bajo estos acontecimientos
Milton escribe su grandiosa obra, ahora si detengámonos a recorrer brevemente
sus ideas y planteamientos dentro de la misma.
La Areopagítica o por
su título completo Areopagitica: A speech of Mr. John Milton for the liberty of
unlicensed printing to the Parliament of England, que en español dice Areopagítica:
Un discurso del Sr. John Milton al Parlamento de Inglaterra sobre la libertad
de impresión sin censura) es un tratado polémico en prosa de 1644 escrito por
el autor inglés John Milton contra la censura. Areopagitica se encuentra entre
las defensas filosóficas más influyentes y apasionadas del principio del
derecho a la libertad de expresión, el cual fue escrito para oponerse a la
censura y a la necesidad de licencia de impresión y está considerado una de las
defensas más elocuentes de la libertad de prensa que se hayan escrito jamás.
El texto fue
publicado el 23 de noviembre de 1644, en el apogeo de la Guerra civil inglesa.
El título Areopagitica hace referencia a un discurso escrito por el orador
ateniense Isócrates en el siglo V antes de Cristo. (El Areópago es una colina
en Atenas, sitio en el cual se asentaban una serie de tribunales reales y
legendarios, y fue el nombre de un consejo cuyo poder Isócrates intentaba
restablecer.) Al igual que Isócrates, Milton no tenía ninguna intención de
pronunciar su discurso en forma oral. En cambio fue distribuido mediante un
panfleto, desafiando la misma censura a la publicación contra la que se
argumentaba.
Si bien Milton,
apoyaba al Parlamento, argumentaba con énfasis contra la Licensing Order of
1643, haciendo notar que la censura nunca había sido parte de las sociedades
griega y romana clásica. El tratado abunda en referencias bíblicas y clásicas a
las cuales Milton recurre para reforzar su argumentación. Para Milton este era
un tema que lo tocaba en forma personal ya que él había sufrido censura en su
esfuerzo para publicar diversos escritos defendiendo el divorcio (un
planteamiento radical en esa época y un tema en el cual iba en contra del
parecer de los censores).
Antimonárquico y
adscrito al sector radical, por un tiempo abandonó la poesía y ocupó el cargo
de secretario del Comité de Asuntos Exteriores del gobierno de Oliver Cromwell.
Luego, con la restauración monárquica, se vieron frustrados todos sus ideales
políticos y, por otra parte, su ceguera era ya total. Se retiró de la vida
pública y dedicó los últimos años de su vida a la poesía.
Sin duda, entre la
extensa literatura defensora de la libertad de expresión y de prensa destaca el
discurso que el conocido poeta republicano John Milton(1608-1674)1dirigió al
Parlamento de Inglaterra el 24 de noviembre de 1644,en plena Revolución
Puritana, con el singular título de Areopagitica. A Speech for the Liberty of
Unlicensed Printing to the Parlament of England, ocupando en la historia del
pensamiento político un puesto comparable a las Cartas sobre la Tolerancia de
John Locke, las reflexiones de Spinoza contenidas en el Tratado
Teológico-Político, o el ensayo Sobre la Libertad de John Stuart Mill.
El
discurso que Milton escribió en defensa de la extinción del férreo sistema de
censura vigente en la Inglaterra de mediados del siglo XVII constituye el
ensayo fundacional de la tradición del libre debate4, el primer escrito de la
modernidad que contiene una defensa explícita de la libertad de expresión bajo
la manifestación de la libertad de prensa, representando la génesis del argumento más esgrimido en el moderno
proceso de conceptualización de la libertad de expresión, esto es, el libre
embate dementes y opiniones como medio para alcanzar la ulterior conquista de
la verdad y la libertad, habiendo generado una extensa literatura crítica en la
doctrinaeuro-atlántica.
La Areopagítica es mucho
más que un mero alegato a favor de la libertad de prensa. En efecto, en la
estructura axiológica que fundamenta la defensa miltoniana de la libertad de expresión
se entrelazan tanto los clásicos principios del humanismo racionalista, esto
es, la libre autorrealización individual a través del conocimiento y el
ejercicio de la razón, autorrealización racional que visiona al individuo como
sujeto moralmente autónomo capaz de discernir entre el bien y el mal, sujeto
dinámico sometido al continuo devenir que implementa la incesante conquista de
la verdad y de la libertad, como el emergente énfasis que la incipiente
doctrina republicana hizo recaer sobre el humanismo cívico de corte
maquiavélico, esto es, la necesaria conjugación de la dimensión individual y
colectiva de la libertad, la inevitable integración de la libertad individual
en el dinamismo de la igualitaria realización pública. Así, la defensa de la
libertad de prensa que Milton articula en la Areopagítica implementa un
concepto plural de libertad, individual y colectivo, privado y público,
dinámico y abierto, en la medida en que el ejercicio libre y racional de la
libertad de expresión no sólo contribuirá a la autorrealización individual sino
también al progreso colectivo, constituyendo así el dinamismo político y social
presupuesto fundacional de la argumentación que Milton sostiene en la
Areopagítica.
Interconexión de
conceptos diferentes que auguraban la permanencia y universalidad de la Areopagítica,
alcanzando influencia incluso entre los pensadores de la misma Revolución
Puritana y en la ideología republicana y Whig inglesa de finales del siglo XVII
y principios del siglo XVIII. En efecto, las doctrinas areopagíticas
constituirán presupuesto argumental no sólo para la literatura toleracionista
que de la Revolución Puritana representan los escritosde William Walwyn, John
Lilburne, Richard Overton, Gilbert Mabbott y JohnGoodwin8, entre otros, sino
también para Whigs defensores de la libertad de expresión como Charles Blount,
William Denton y Matthew Tindal9. Asimismo, los principios areopagíticos
vuelven a resonar en las doctrinas defensoras de la libertad de prensa del
primer tercio del siglo XVIII, como reflejan los escritos de Daniel Defoe y Anthony Collins10, y,
especialmente, en los conocidos artículos periodísticos que en defensa de la
libertad de expresión y de prensa John Trenchard y Thomas Gordon publicaron en
las llamadas Cato’s
Lettersentre1720 y 1723, que alcanzarían notable repercusión en la defensa de la
libertad de prensa en las colonias norteamericanas.
En efecto, a finales
del siglo XVII la fama de John Milton se había extendido ampliamente por las
colonias de manera que a principios del siglo XVIII, en1714, la Universidad de
Yale disponía de una completa colección de la prosa y de la obra poética
miltoniana, y a través de la generosidad Thomas Hollis, gran admirador de
Milton, la Universidad de Harvard recibió una gran parte de lo que llegaría a
ser la mayor biblioteca miltoniana en el continente americano. Así, el ensayo a
favor de la libertad de prensa es, sin duda, el escrito de prosa miltoniano más
frecuentemente reeditado, siendo reimpreso con frecuencia en el siglo XVIII13.
En efecto, la primera edición separada de la Areopagítica data ya de 1738 (A.
Millar, London), con Prefacio del poeta James Thomson, cuando peligraba el
renacimiento del inquisitorial sistema de censura inglés, tres años después del
célebre proceso colonial por libelo sedicioso contra el impresor Peter Zenger
de Nueva York, alcanzando notable circulación por las colonias.
Notablemente influenciado
por sus teorías políticas, Milton esgrime en la Areopagíticauna serie de
argumentos en defensa de la libertad de prensa y de la extinción del férreo
sistema de cesura previa vigente en laInglaterra de 1644. En primer lugar,
respondiendo a la concepción del humanismo racionalista, en un discurso
apologético a favor de los libros, Milton afirma que la libre discusión de
mentes y opiniones contribuye al conocimiento y al ejercicio de la razón y, en
consecuencia, a alcanzar la virtud y la libertad, por esto afirma «que tal
sistema de licencias en modo alguno conduce al fin para que fue inventado», antes al contrario,
advierte al Parlamento de Inglaterra de los perjuicios que causa todo sistema de
censura, desincentivando todo tipo de aprendizaje y de saber, reprimiendo la
formación tanto del pueblo como del propio gobernante y limitando, por tanto,
las expectativas de todo progreso político y social, de ahí que la constante transmisión
del conocimiento alcance un sustrato axiológico de primer orden en la
argumentación que sostiene Milton en la Areopagítica.
En línea con tal
tradición humanista, Milton defiende la estrecha conexión existente entre los
binomios de razón-virtud y de virtud-libertad. Para el republicano, debe
tenerse acceso a toda suerte de conocimientos, porque solo a través del
conocimiento puede obtenerse mayor virtud y solo a través de la virtud puede
alcanzarse la libertad, de ahí que sostenga que un sistema de publicación no
sujeto a censura previa permite alcanzar la virtud a través de la búsqueda de
la verdad, «¿Por qué, pues, deberíamos aceptar un rigor contrario al estilo de
Dios y la naturaleza, abreviando, o apocando esos medios, o sea los libros
permitidos sin traba, destinados tanto a la aprobación de la virtud como al
ejercicio de la verdad?»24. Así, Milton defiende la conexión indisoluble entre razón,
virtud y libertad, argumentando que cuando se nos dio la razón se nos dio
también la libertad para escoger, coadyuvándose el concepto de libertad a nuestra
propia naturaleza racional, afirmando en la Areopagítica,
«Quéjanse
mucho de la divina providencia por haber sufrido la culpa de Adán: tal es de
necia su lengua. Al darle Dios la razón, para escoger le dejó libre, pues no
hace la razón sino escoger; de otra suerte hubiera sido mero Adán artificial,
un Adán como el que aparece en las titererías [...]Dios, pues le dejó libre, y
puso ante él un objeto incitante, que poco se apartara de sus ojos; en ello
había de consistir su mérito, en ello el derecho a su recompensa, y la alabanza
de su privación. ¿Por qué había de crear pasiones en nosotros y placeres en derredor
nuestro sino para que resultaren, por la debida templanza, propios ingredientes
de lavirtud?»
El concepto
miltoniano de virtud está basado en la libertad de elección racional. Concepto
humanista de virtud que se basa en una dualidad argumental de notable
relevancia, en la medida en que la conquista de la virtud personal coadyuva a
alcanzar no sólo la dimensión individual de la libertad sino también la
colectiva, dualidad conceptual paradigmáticamente analizada por la maestría de
Maquiavelo y que sustenta —como veremos más adelante— el discurso sobre el
que Milton construye la defensa de la libertad de prensa en la Areopagítica.
De otra parte, para
Milton el libre encuentro de mentes y opiniones contribuye al enfrentamiento
abierto entre la verdad y el error y, en última instancia, a la conquista de la
verdad y la libertad, siendo éste el argumento areopagítico que ha alcanzando
mayor influencia en el moderno proceso de conceptualización de la libertad de
expresión,
« Aunque todos los
vientos de la doctrina, desatados, acometieran la tierra, mientras la Verdad no
levantare el campo, será agravio de éstas eguir licenciando y prohibiendo, como
en incertidumbre de su fortaleza. Entre ella en agarrada con el Engaño; ¿quién
supo jamás de vencimiento de ella en libre y paladino encuentro?»
La búsqueda de la
verdad no siempre alcanzará su propósito, porque, como argumenta Milton, en los
enfrentamientos entre la verdad y el error raramente la primera está libre de
costumbres, prejuicios y ataduras sociales, «que, si de prohibir se trata, nada
será más fácilmente vedado que la verdad misma, cuyo primer amanecer a nuestros
ojos, empañados y obscurecidos por el prejuicio y el uso, es más deforme e inadmisible
que muchos errores». Pesimismo en la ulterior victoria de la verdad que Milton esgrime
en las últimas páginas de la Areopagítica, afirmando que la supuesta verdad
puede transformarse y adecuarse a las ideas y concepciones imperantes en un
determinado momento, recurriendo así Milton en el discurso areopagítico a la
analogía renacentista que equipara a la verdad con “la hija del tiempo” (the daughter of
time), centrándose
en estos argumentos el rechazo miltoniano de la censura, por esto afirma el
inglés
que los escritos que ha sido licenciados no son sino «lenguage of the times»
«La Verdad no
necesita tácticas ni estratagemas ni licencias que la hagan victoriosa [...] No
pide ella sino espacio, y que no la aten en el sueño, porque entonces habla
incertezas como hiciera el viejo Prometeo, que mentía oráculos sólo cuando
hábido y sujeto; asume entonces todas las formas, salvo la suya, y tal vez
acompasa la voz según el tiempo»
En consecuencia Milton
configura en la Areopagítica una triple fundamentación de la libertad de
prensa, de manera que razón, verdad y libertad constituyen tres elementos
indisolublemente unidos en el discurso miltoniano, porque si a través del
conocimiento se pretende alcanzar la verdad, es necesario que para tal cometido
el individuo no esté sometido a restricciones ni limitaciones, en otro caso se
le negará su condición primera y última, su libertad, desconociéndosele, en
consecuencia, su racionalidad intrínseca, de ahí que Milton reclame al órgano
parlamentario la libertad de saber, de hablar y de argüir libremente según la
conciencia por encima de todas las libertades, constituyendo el primer escrito
de la modernidad que reivindica la libertad de expresión como derecho personal
no circunscrito al ámbito del privilegio parlamentario, idea poco corriente,
incluso, en el siglo XVIII.
atendiendo a la
concepción de la libertad como derecho derivado del nacimiento, como birthright,
que había defendido en sus escritos políticos,Milton reivindica la libertad de
expresión como derecho individual no sujeto a una determinada connotación
religiosa, política o filosófica, exhortando al Parlamento inglés para que
derogue el férreo y centenario sistema de censura vigente en la Inglaterra de
1644, redactando uno de los pasajes más universales que en defensa de la
libertad de expresión se hayan escrito:
«Lores y Comunes: los
que tal supresión os aconsejan vienen a aconsejaros que os suprimáis a vosotros
mismos; y no dilataré más de qué suerte. Si se quiere saber la inmediata causa
de todo este libre escribir y hablar, no se le llegará a asignar una más cierta
que vuestro humano, libre y benigno gobierno. Lo que vuestros valerosos y
felices consejos, Lores y Comunes, nos mercaron es la libertad, nutricia de
todos los grandes ingenios; ella es quien refinó e iluminó nuestros espíritus
como la celestial influencia; ella la que nos dio franquía y holgura y elevó
nuestras aprehensiones unos grados arriba de su nivel primero. No podéis
hacernos ahora menos capaces, menos entendidos, menos anhelosos de la busca de
la verdad a menos que os hagáis vosotros, que nos hicisteis tales, menos
amantes, menos fundadores de nuestra libertad verdadera [...]Aunque no censure
la defensa de las justas inmunidades, prefiero empero mi paz, si acabara aquí
todo. Dadme la libertad de saber, de hablar y de argüir libremente según mi
conciencia, por cima de todas las libertades”
El último argumento
que Milton esgrime a favor de la libertad de prensa, con el que cierra el
discurso de la Areopagítica, se centra en afirmar que el libre debate no sólo
contribuye a la autorrealización individual y al desarrollo personal, sino
también al buen gobierno, conectando así Milton la dimensión individual y
colectiva de la libertad de expresión y justificando la extirpación de todo
tipo de control.
«Una cosa conozco, y es que hay errores en un
buen gobierno y unomalo casi igualmente acontecederos; pues ¿qué magistrado no
andará malde información, harto más fácilmente si la libertad de las prensas
queda ceñida al privilegio de unos pocos? Pero enderezar de buen grado y expeditamente
los yerros, y en la suma autoridad tener en más una franca advertencia de lo
que para otros valiera un suntuoso cohecho, virtud es, honrados Lores y
Comunes, correspondiente a vuestras acciones altísimas, y de la que sólo sabrán
participar los mayores y más sabiosvarones»
Asi pues, lo que
distingue a un buen gobierno es la capacidad para reconocer y corregir errores,
de ahí la relevancia del libre debate y de la libertad de crítica implementada
desde las esferas ciudadanas. Dinamismo individual y colectivo, privado y
público, que refleja el epígrafe introductorio que en boca de Las Suplicantes de
Eurípides abre las puertas de la Areopagítica, proclamando el discurso
areopagítico desde el frontispicio que la libertad de crítica reconocida al
ciudadano contribuye tanto al proceso de aprendizaje individual como al
progreso colectivo y público:
«This is true Liberty
when free born men
Having to advise the
public,
may speak free, Which
he who can, and will, deserves high praise;
Who neither can, nor
will, may hold his peace:
What can be juster in
a State than this?
Finalmente podría
decir que la defensa de la libertad de expresión que John Milton articula en la
Areopagítica trasciende el principal argumento que doctrinal y jurisprudencialmente seh aatribuido al ensayo miltoniano, instrumentalizándose
la búsqueda de la verdad en aras del sustrato axiológico que informa al
discurso areopagítico, esto es, la autorrealización individual como presupuesto
de canalización del control político y del progreso colectivo, autorrealización
que requiere de un proceso continuo de elección racional en el que juega un
papel fundamental el grado de autonomía de que goza el individuo a nivel
institucional, que, garantizada, potencia la existencia de seres racionales que
eligen libremente y contribuyen en su conjunto al progreso colectivo y al
avance del sistema social, de ahí el rechazo miltoniano de toda censura o licencia
previa, porque si el Estado infringe tal delicada estructura de confianza y
libertad la inteligencia sufre y se atrofia, constituyendo así el dinamismo
individual, político y social presupuesto fundacional de la libertad de expresión
que reclama Milton en la Areopagítica.
Sé que me quedan
muchas cosas por fuera, este es como les repito un breve artículo, donde
hacemos un somero estudio de las ideas más importantes, espero haya sido de su
atención y agrado hasta una próxima oportunidad.
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