UN
FEUDO LLAMADO EL PLATANAL
Permítanme
por esta vez resultar un poco aburrido, pero voy a iniciar este cuento al mejor
estilo de los clásicos de la Literatura…..
Había una vez un lugar rico y próspero,
un Feudo llamado el platanal ubicado entre los límites de la expectación
febril y la lánguida agonía, alejado de alguna forma de civilización; en este
pueblo se dedicaban a la producción agrícola y ganadera, aunque existían ciertas
minas de oro las mismas eran extraídas por la Monarquía, con muy poco
retribución para la gente.
Este Feudo encantado por el constante
calor, habían unos hombres muy poderosos, algo así como terratenientes, dueño
de inmensas extensiones de tierra, ellos ostentaban el poder político y
econ0omico en la región, eran los famosos señores Feudales a los que incluso
algunos resuilt6aban temerarios y malvados.
Pero como en toda propiedad, en estas
tierras debían existir trabajadores, la servidumbre al servicio de los señores
feudales, pues bien la mayoría de estos habitantes que viven en feudos, eran
los siervos y los vasallos, que veían en sus señores feudales la presencia de
Dios en la tierra, pues ellos y únicamente ellos podían asegurar su bienestar.
De un lado los siervos eran aquellos
campesinos que día a día trabajaban en los feudos, sembrando arroz, plátano,
yuca, así como las actividades de vaquería y ganadería, el cuidado de pastos,
por su parte lo vasallos incluso eran profesionales libres pero que solamente
estaban habituados a servir a sus amos desde sus espacios, era el contador, el médico,
los secretarios de los señores feudales, ellos no tenían otra opción y forma de
sobrevivir.
En este orden de cosas era apenas
obvio que los siervos y vasallos se acostumbraron
a aplaudir en todo a sus amos, y por mas descabellado que resultaran muchas de
sus órdenes, ellos celebraban, todo con el fin de obtener las migajas que estos
les daban como contraprestación a esa fidelidad, por eso los habitantes no
pensaban por sí mismo. Eso era un delito grave contra el sistema.
El rey como concesión les dio a los
plataneros un Alcalde, en el que cada cuatro años debían elegir por voto
popular dentro de sus reconocidos Señores Feudales, ni los vasallos, ni los
siervos de la Gleba podían ser Candidatos a Alcalde, solo sus amos, los dueños
y encargados de la administración de grandes propiedades de Tierra.
La educación en el feudo llamado el
Platanal era escasa, pero para que estudiar, si de todas formas necesitaban servirles
exclusivamente a sus amos, así pues existía una forma de oscurantismo, pues el
que se levantara contra sus siervos no solo se exponía a ser llevado a la corte
del rey para ser enjuiciado y condenado a muerte, sino pero aun al rechazo de
la misma comunidad, porque era crimen de estado denunciar a cualquier señor
feudal corrupto.
Así pues era costumbre entre los
siervos y vasallos, sus grandes fiestas hasta el amanecer, con comidas típicas,
licores, bebidas, mujeres bonitas, que mejor forma de entretenerse, ya que no tenían
otra opción y para que amargar sus vidas con consideraciones u opiniones políticas,
tenían trabajo, tenían, ingresos, que más le pedían a la vida.
Pero nadie imaginó que le perversión
de sus señores feudales, la corrupción de sus alcaldes, que llenaron sus
bolsillos y el de sus familias, lentamente acabarían con este Feudo Rico y próspero
llamado el Platanal, el conformismo fue la sentencia de muerte para el pueblo.
Empezó a escasear el trabajo, las tierras empezaron a ser poco productivas,
muchos de sus amos se fueron a otros feudos, y la desolación comenzó a
recorrer las calles del Platanal.
Empezaron a mendigar muchos de los siervos,
la inseguridad empezó a reinar, por la necesidad muchos recurrieron al robo, y
eran largas las filas de habitantes a las afueras de la alcaldía, añorando una oportunidad
de trabajo o siquiera un beneficio económico para llevar a sus casas.
Aún persiste uno que otro señor feudal
que quieren terminar de saquear el pueblo, quieren ser alcaldes, pero el pueblo
esta muy lastimado y herido; sin embargo aún conserva la ingenuidad de los años
dorados, y están dispuestos a seguir sacrificando lo poco que les queda votando
por populistas, pero que les aseguren algo.
Hoy el Feudo Rico y próspero llamado
el Platanal. Abunda el desconsuelo. Con unas cuantas casas habitadas y un
inmenso desierto…Del platanal solo existe un recuerdo…en mi imaginación…solo en
mi imaginación.
Una breve descripción desde la geografía,
la psicología y la sociología política de un pueblo en algún lugar de Colombia.
Omar
Colmenares Trujillo
¡De ese Feudo sólo nos queda el plátano marchito!
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