martes, 1 de octubre de 2019

ESTADO DE OPINIÓN O ESTADO DE DERECHO




ESTADO DE OPINIÓN O ESTADO DE DERECHO
“Porque el pueblo no siempre tiene la razón”



Escrito Por:
Omar Colmenares Trujillo

“Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás,
y que Jesús fuese muerto. 
Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás. 
Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea ¡Sea crucificado!
Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! “  Mateo Cap. 27 -20-23


Hace poco el representante a la cámara por el centro democrático Álvaro Hernán Prada propuso un acto legislativo  para que por vía referendo se puedan anular las sentencias de la Corte Constitucional, lo que a mi juicio es de facto la concreción  del Estado de Opinión resquebrajando así el estado de Derecho.

El estado de Opinión es un concepto del que se viene hablando desde hace varios años,  Álvaro Uribe Vélez desde su reelección ha sido uno de los mayores exponentes, a pesar de que en el actual uribismo existan reticencias al respecto.

Así pues, pretendo por medio del presente artículo hacer un análisis incoando desde luego  elementos de gran relieve dentro de las ciencias políticas para llegar en lo posible finalmente las consecuencias prácticas porque el pueblo no siempre tiene la razón.

Por tanto es preciso examinar en principio  la noción de estado  de Derecho bajo las luces de la teoría política y quien más sino uno de los máximos representantes  de la teoría del estado, John Locke  su filosofía resulta insoslayable, pero para desarrollarla el  célebre ingles parte de la teoría contractualita de Hobbes. En su obra dos ensayos sobre el gobierno civil (1690) recoge la formación de lo que se concibe como estado de derecho y es que para evitar los conflictos de la naturaleza, el hombre necesariamente se asocia (el contrato) a lo que conduce consecuencialmente lo que llamaría la construcción de la sociedad civil.

“Por consiguiente, siempre que cierta cantidad de hombres se unen en una sociedad, renunciando cada uno de ellos al poder ejecutivo que les otorga la ley natural en favor de la comunidad, allí y sólo allí habrá una sociedad política o civil.”
Locke, Segundo ensayo sobre el gobierno civil, en J.L., Dos ensayos sobre el gobierno civil. Traducción castellana de Espasa-Calpe. Madrid, 1991. Página 266color

Ahí algo que preocupaba aún más al inglés y está expuesta en los acontecimientos de su época la famosa gloriosa revolución de 1688 la lucha contra el absolutismo monárquico del que afirmó era necesario detener, se exige imponer límites al gobierno, para lo cual era necesario un poder, pero donde ubicarlo? Montesquieu nos presenta la división tripartita, pero en Locke era el control institucional a lo que denominó “el imperio de la Ley” o en ingles “rule of law”; quizá como el único instrumento para garantizar la protección de los derechos ciudadanos, la ley para contener el poder del rey que más tarde se constitucionaliza brindando el afianzamiento de una estructura democratica hasta nuestro tiempo.

En este orden de ideas el estado de Derecho es una verdadera institución en Colombia, ya en la constitución de 1886 se reconoció como un estado de Derecho pero fue frente a los hechos de violencia armada, pobreza y desigualdad que posteriormente en la constitución política de 1991  se adicionó la denominación “ Social y Democrático de Derecho” conceptos que aportan en la práctica elementos más participativos de la comunidad, la defensa materia y efectividad de los derechos fundamentales, como es el caso de la revocatoria de alcaldes y gobernadores.



Así pues dentro de este contexto se erige con aparente fuerza el concepto de estado de opinión como un estadio o fase superior al estado de Derecho y en términos sencillos ello no quiere decir otra cosa que  recurrir a la opinión del pueblo, a las mayorías para que defina así misma su suerte; pero hecha una primera lectura lo primero que asoma es una concepción bien democrática, lo cual desde ya se puede contrastar en los hechos y acontecimiento políticos en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, encontrando modelos autocráticos de Gobierno y de manipulación mediática como Donald Trump o  postergamientos de Dictaduras como la de Nicolás Maduro que se vale de unas aparentes mayorías para aferrarse al poder político.

Pero aquí quiero detenerme en lo que respecta precisamente a estas consecuencias prácticas y para ello me siento obligado a servirme de la ideas y aportes  del despotismo ilustrado de finales del Siglo XVIII, y el primero de ellos que les voy a presentar es nada más ni nada menos que a Juan Jacobo Rousseau,  uno de los filósofos políticos más incomprendidos, calificado incluso por algunos críticos de la materia como “Inclasificable” de su época, y es que nos han enseñado que desde el Emilio pasando por el contrato social Rousseau fue un gran demócrata, pero hay serias deficiencias respecto de tal creencia; pues el ilustrado francés tenía todo menos de demócrata, su voluntad general no era “per se “la decisión de las mayorías, su concepción de democracia no era un aglutinamiento de personas exigiendo derechos, hasta en sus rasgos de personalidad denoto un desprecio por el populacho, “ Es que son ignorantes. Hay que educarlos”, y esa apuesta a la educación como lucha contra el oscurantismo es quizá la razón por la que muchas escuelas llevan su nombre.

Rosusseau en mi opinión, niega los derechos individuales hace falta recordar que en el contrato social restringe la libertad de expresión, de reunión y asociación, rechaza la división de poderes, en los que ciegamente creyeron Locke y Montesquieu y esto ya dice mucho de su talante político como buen defensor de la burguesía en ascenso. 

«El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado» El contrato Social

Y fuera de tantas interpretaciones podría decir que es claro que una de las cadenas es la ignorancia del Pueblo.

Pero ahora quiero ubicarme casi al frente de la filosofía política de Rousseau y desde la otra orilla con uno de sus férreos opositores pero también una de los máximos representantes de la ilustración, François-Marie Arouet, conocido por todos como Voltaire, otro de los que denotaron cierto desprecio por el populacho, por más que incentivaron las ideas revolucionarias,  púes si bien en sus planteamientos filosóficos insistía en la necesidad de la participación democrática, pero que era necesario superar los lastres de ignorancia y superchería mediante la educación.

Una vez enunciado estos antecedentes filosóficos puedo sostener que ese estado de opinión no puede en la práctica representar más que una amenaza a la misma democracia, estado de opinión como estratagema de quienes quieren imponer una visión de país a la fuerza, o acaso formas de autocracia personal de gobiernos, porque cuando las decisiones de estado no les sirve, entonces apelamos al pueblo para socavarlas y someterlas a la ficción de la voluntad general.

En este aspecto me parece adecuado reflexionar sobre el concepto de Opinión Pública,  y es que este concepto nace aproximadamente en los años treinta del siglo XX, con gran relevancia en Estados unidos y Europa, podría citar a C. MONZON que la define como “la discusión y expresión de los puntos de vista del público(o los públicos) sobre los asuntos de interés general, dirigidos al resto de la sociedad, y sobre todo al poder”

Dicho esto es fácil inferir que la opinión pública y el debate mismo importan al poder, al poder político.

La formación de la opinión pública se debe a ciertos factores y uno de ellos son los medios de comunicación quienes en la práctica se han convertido en herramientas para generar tendencias de criterio, no porque los medios propiamente lo sean, sino porque detrás de ellos hay actores políticos y grupos de presión que en ultimas determinan la agenda política.

Ahora estos medios de comunicación están siendo superados por las redes sociales, pero como mencionaba en la construcción de la opinión y el debate público tambien están las encuestas y los más recientes casos de noticias falsas.

La opinión pública está subordinada a muchas presiones lo que en la aleja de una mediación neutral para convertirse en mediatización, porque lo que hay en el fondo son precisamente estos agentes o actores políticos, así como bien lo reseña el pasaje bíblico cuando el pueblo fue manipulado por los ancianos para que liberar a barrabas y condenar a muerte a Jesús.



Como jurista me parece supremamente grave que en este camino escabroso hacia ese “Estado de Opinión” se someta el debate judicial o lo que es más simple un proceso judicial a la opinión pública, que carece de todos los elementos jurídicos para opinar respecto de las pruebas, testimonios o documentos, se ha roto la reserva judicial y pretenden convertir la verdad de la opinión publica en verdad judicial cometiendo graves injusticias.

El pueblo no está en condiciones de decidir en absoluto su suerte, así lo demuestran los pésimos gobernantes que han elegido, y esta fanatismo ideológico y la violencia de la polarización no es más que el paradigma de la extrema ignorancia en la que nos encontramos, falta mucho trabajo en educación, por eso el mismo despotismo ilustrado del siglo XVIII  recalca la importancia de educar a la ciudadanía.

Ya acercándome  al final de este artículo quiero ser incisivo en mi postura de que el Estado de opinión significaría la aterradora clausura del Estado de Derecho, de la ley y nuestras instituciones, para dejar las decisiones en manos de una mayoría que muy a menudo no sabe lo que quiere como lo diría Hegel, "El pueblo es aquella parte del Estado que no sabe lo que quiere" , o como dirían Hobbes…,”Si no hay gobierno no hay sociedad, sino una multitud acéfala”, volver a la barbarie de la ley natural, esa que se asoma en las redes sociales, el odio y las ganas de matar a quien piense diferente, a quien opine distinto.

Me causa estupor observar día a día como en Twitter personas sin ninguna clase de criterios jurídicos o políticos, se atreven a juzgar y valorar unas pruebas judiciales, debate que no ha debido llegar jamás a las redes sociales pero que de forma irresponsable los líderes políticos que manipulan la opinión pública y a personas de pensamiento maleable lo hacen, desde luego para obtener redes Políticos.

Acudir al libre ejercicio de la expresión, a la libertad de opinión,  que somos democracia y que sea el pueblo el que decida, es un discurso además de demagógico el entero fundamento ideológico de los gobiernos totalitarios y las autocracias que ya creíamos haber superado.


Concluyo pues con el epígrafe del presente artículo, el versículo de la biblia contenido en el libro de San mateo Capitulo 27 versículo 20 a 23,  pues fue manipulado el pueblo por los ancianos para liberar a Barrabas un delincuente confeso y condenar a nuestro Salvador, Jesucristo;  por tanto ello solo me permite convalidar el mismo subtitulo del  “ El pueblo no siempre tiene la razón” muchas gracias y Bendiones.







  













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