ESTADO
DE OPINIÓN O ESTADO DE DERECHO
“Porque
el pueblo no siempre tiene la razón”
Escrito
Por:
Omar
Colmenares Trujillo
“Pero los principales sacerdotes y
los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás,
y que Jesús fuese muerto.
Y respondiendo el gobernador, les
dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A
Barrabás.
Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de
Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea ¡Sea crucificado!
Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué
mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! “ Mateo Cap. 27 -20-23
Hace poco el representante
a la cámara por el centro democrático Álvaro Hernán Prada propuso un acto
legislativo para que por vía referendo se
puedan anular las sentencias de la Corte Constitucional, lo que a mi juicio es
de facto la concreción del Estado de Opinión
resquebrajando así el estado de Derecho.
El estado de Opinión
es un concepto del que se viene hablando desde hace varios años, Álvaro Uribe Vélez desde su reelección ha sido
uno de los mayores exponentes, a pesar de que en el actual uribismo existan
reticencias al respecto.
Así pues, pretendo
por medio del presente artículo hacer un análisis incoando desde luego elementos de gran relieve dentro de las
ciencias políticas para llegar en lo posible finalmente las consecuencias prácticas
porque el pueblo no siempre tiene la razón.
Por tanto es
preciso examinar en principio la noción
de estado de Derecho bajo las luces de
la teoría política y quien más sino uno de los máximos representantes de la teoría del estado, John Locke su filosofía resulta insoslayable, pero para
desarrollarla el célebre ingles parte de
la teoría contractualita de Hobbes. En su obra dos ensayos sobre el gobierno
civil (1690) recoge la formación de lo que se concibe como estado de derecho y
es que para evitar los conflictos de la naturaleza, el hombre necesariamente se
asocia (el contrato) a lo que conduce consecuencialmente lo que llamaría la
construcción de la sociedad civil.
“Por consiguiente,
siempre que cierta cantidad de hombres se unen en una sociedad, renunciando
cada uno de ellos al poder ejecutivo que les otorga la ley natural en favor de
la comunidad, allí y sólo allí habrá una sociedad política o civil.”
Locke, Segundo
ensayo sobre el gobierno civil, en J.L., Dos ensayos sobre el gobierno civil.
Traducción castellana de Espasa-Calpe. Madrid, 1991. Página 266color
Ahí algo que
preocupaba aún más al inglés y está expuesta en los acontecimientos de su época
la famosa gloriosa revolución de 1688 la lucha contra el absolutismo monárquico
del que afirmó era necesario detener, se exige imponer límites al gobierno, para
lo cual era necesario un poder, pero donde ubicarlo? Montesquieu nos presenta
la división tripartita, pero en Locke era el control institucional a lo que
denominó “el imperio de la Ley” o en ingles “rule of law”; quizá como el único
instrumento para garantizar la protección de los derechos ciudadanos, la ley
para contener el poder del rey que más tarde se constitucionaliza brindando el
afianzamiento de una estructura democratica hasta nuestro tiempo.
En este orden de ideas
el estado de Derecho es una verdadera institución en Colombia, ya en la
constitución de 1886 se reconoció como un estado de Derecho pero fue frente a
los hechos de violencia armada, pobreza y desigualdad que posteriormente en la
constitución política de 1991 se
adicionó la denominación “ Social y Democrático de Derecho” conceptos que
aportan en la práctica elementos más participativos de la comunidad, la defensa
materia y efectividad de los derechos fundamentales, como es el caso de la
revocatoria de alcaldes y gobernadores.
Así pues dentro de
este contexto se erige con aparente fuerza el concepto de estado de opinión
como un estadio o fase superior al estado de Derecho y en términos sencillos
ello no quiere decir otra cosa que
recurrir a la opinión del pueblo, a las mayorías para que defina así
misma su suerte; pero hecha una primera lectura lo primero que asoma es una
concepción bien democrática, lo cual desde ya se puede contrastar en los hechos
y acontecimiento políticos en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica,
encontrando modelos autocráticos de Gobierno y de manipulación mediática como
Donald Trump o postergamientos de
Dictaduras como la de Nicolás Maduro que se vale de unas aparentes mayorías
para aferrarse al poder político.
Pero aquí quiero
detenerme en lo que respecta precisamente a estas consecuencias prácticas y
para ello me siento obligado a servirme de la ideas y aportes del despotismo ilustrado de finales del Siglo
XVIII, y el primero de ellos que les voy a presentar es nada más ni nada menos
que a Juan Jacobo Rousseau, uno de los
filósofos políticos más incomprendidos, calificado incluso por algunos críticos
de la materia como “Inclasificable” de su época, y es que nos han enseñado que
desde el Emilio pasando por el contrato social Rousseau fue un gran demócrata,
pero hay serias deficiencias respecto de tal creencia; pues el ilustrado
francés tenía todo menos de demócrata, su voluntad general no era “per se “la
decisión de las mayorías, su concepción de democracia no era un aglutinamiento
de personas exigiendo derechos, hasta en sus rasgos de personalidad denoto un
desprecio por el populacho, “ Es que son ignorantes. Hay que educarlos”, y esa
apuesta a la educación como lucha contra el oscurantismo es quizá la razón por
la que muchas escuelas llevan su nombre.
Rosusseau en mi
opinión, niega los derechos individuales hace falta recordar que en el contrato
social restringe la libertad de expresión, de reunión y asociación, rechaza la
división de poderes, en los que ciegamente creyeron Locke y Montesquieu y esto
ya dice mucho de su talante político como buen defensor de la burguesía en
ascenso.
«El
hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado» El contrato Social
Y fuera de tantas
interpretaciones podría decir que es claro que una de las cadenas es la
ignorancia del Pueblo.
Pero ahora quiero
ubicarme casi al frente de la filosofía política de Rousseau y desde la otra
orilla con uno de sus férreos opositores pero también una de los máximos
representantes de la ilustración, François-Marie Arouet, conocido por todos
como Voltaire, otro de los que denotaron cierto desprecio por el populacho, por
más que incentivaron las ideas revolucionarias, púes si bien en sus planteamientos filosóficos
insistía en la necesidad de la participación democrática, pero que era
necesario superar los lastres de ignorancia y superchería mediante la educación.
Una vez enunciado
estos antecedentes filosóficos puedo sostener que ese estado de opinión no
puede en la práctica representar más que una amenaza a la misma democracia,
estado de opinión como estratagema de quienes quieren imponer una visión de
país a la fuerza, o acaso formas de autocracia personal de gobiernos, porque
cuando las decisiones de estado no les sirve, entonces apelamos al pueblo para
socavarlas y someterlas a la ficción de la voluntad general.
En este aspecto me
parece adecuado reflexionar sobre el concepto de Opinión Pública, y es que este concepto nace aproximadamente
en los años treinta del siglo XX, con gran relevancia en Estados unidos y
Europa, podría citar a C. MONZON que la define como “la discusión y expresión
de los puntos de vista del público(o los públicos) sobre los asuntos de interés
general, dirigidos al resto de la sociedad, y sobre todo al poder”
Dicho esto es fácil
inferir que la opinión pública y el debate mismo importan al poder, al poder
político.
La formación de la
opinión pública se debe a ciertos factores y uno de ellos son los medios de
comunicación quienes en la práctica se han convertido en herramientas para
generar tendencias de criterio, no porque los medios propiamente lo sean, sino
porque detrás de ellos hay actores políticos y grupos de presión que en ultimas
determinan la agenda política.
Ahora estos medios
de comunicación están siendo superados por las redes sociales, pero como mencionaba
en la construcción de la opinión y el debate público tambien están las
encuestas y los más recientes casos de noticias falsas.
La opinión pública está
subordinada a muchas presiones lo que en la aleja de una mediación neutral para
convertirse en mediatización, porque lo que hay en el fondo son precisamente
estos agentes o actores políticos, así como bien lo reseña el pasaje bíblico cuando
el pueblo fue manipulado por los ancianos para que liberar a barrabas y
condenar a muerte a Jesús.
Como jurista me parece
supremamente grave que en este camino escabroso hacia ese “Estado de Opinión”
se someta el debate judicial o lo que es más simple un proceso judicial a la
opinión pública, que carece de todos los elementos jurídicos para opinar
respecto de las pruebas, testimonios o documentos, se ha roto la reserva
judicial y pretenden convertir la verdad de la opinión publica en verdad
judicial cometiendo graves injusticias.
El pueblo no está
en condiciones de decidir en absoluto su suerte, así lo demuestran los pésimos
gobernantes que han elegido, y esta fanatismo ideológico y la violencia de la
polarización no es más que el paradigma de la extrema ignorancia en la que nos
encontramos, falta mucho trabajo en educación, por eso el mismo despotismo
ilustrado del siglo XVIII recalca la
importancia de educar a la ciudadanía.
Ya acercándome al final de este artículo quiero ser incisivo
en mi postura de que el Estado de opinión significaría la aterradora clausura
del Estado de Derecho, de la ley y nuestras instituciones, para dejar las
decisiones en manos de una mayoría que muy a menudo no sabe lo que quiere como
lo diría Hegel, "El pueblo es aquella parte del Estado que no sabe lo que
quiere" , o como dirían Hobbes…,”Si no hay gobierno no hay sociedad, sino
una multitud acéfala”, volver a la barbarie de la ley natural, esa que se asoma
en las redes sociales, el odio y las ganas de matar a quien piense diferente, a
quien opine distinto.
Me causa estupor
observar día a día como en Twitter personas sin ninguna clase de criterios jurídicos
o políticos, se atreven a juzgar y valorar unas pruebas judiciales, debate que
no ha debido llegar jamás a las redes sociales pero que de forma irresponsable
los líderes políticos que manipulan la opinión pública y a personas de
pensamiento maleable lo hacen, desde luego para obtener redes Políticos.
Acudir al libre ejercicio
de la expresión, a la libertad de opinión,
que somos democracia y que sea el pueblo el que decida, es un discurso además
de demagógico el entero fundamento ideológico de los gobiernos totalitarios y
las autocracias que ya creíamos haber superado.
Concluyo pues con
el epígrafe del presente artículo, el versículo de la biblia contenido en el
libro de San mateo Capitulo 27 versículo 20 a 23, pues fue manipulado el pueblo por los ancianos
para liberar a Barrabas un delincuente confeso y condenar a nuestro Salvador,
Jesucristo; por tanto ello solo me
permite convalidar el mismo subtitulo del “ El pueblo no siempre tiene la razón” muchas
gracias y Bendiones.
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