ME
RINDO ¡
LA
CONSTRUCCIÓN DE UNA NARRATIVA INCLUYENTE
“Terrorista”, “asesino”,
“criminal”, “genocida”, son algunos de los epítetos peyorativos que más he utilizado
para defender mi posición contra lo que siempre he considerado la impunidad aberrante
a las Farc a través de un proceso de paz; la resistencia de ver delincuentes
haciendo política sin haber pasado por la justicia, incita profundas emociones y
sensaciones, que se traslucen a través del lenguaje político en las redes
sociales.
Ese lenguaje en las
redes sociales, es por tanto bélico e incendiario, cuando para sostener na
tesis se recurre a los peores adjetivos y calificativos, por demás excluyentes
y más en tratándose de temas de álgida polémica, como los religiosos y políticos.
El gobierno de Juan Manuel
Santos nos dejó históricamente una salida negociada al conflicto con uno de los
actores armados más fuertes las Farc, un proceso de paz difícil y compelo, pero
que para nuestro país significó un gran avance hacia la paz y la reconciliación
de la que hemos estados sedientos por años.
Pero me quiero referir
en esta oportunidad, a la otra guerra, si señores, la guerra de las palabras, a
esos comentarios en Facebook como los que mencioné al principio, como
recientemente hice una publicación de la senadora Paloma valencia y alguien me
comentó que ella era paramilitar, o “Paraca” algo por su puesto es totalmente
falso, pero que para atacar a quien hace parte de un partido de Derecha y
Uribista, ya la convierte en blanco de esos calificativos.
Lo cierto es que Juan Manuel
Santos nos dejó un legado maravilloso para el país, se fin de la guerra en los
campos, ahora hay quien desarmar el lenguaje, tenemos la imperiosa obligación de
desarmarnos, y dejar de lado la perspectiva de enemigo.
Nuestro lenguaje se ha
convertido, repito, en una máquina de guerra si en realidad queremos la paz, lo
que debemos es demostrarlo, como en mi caso, por mucho tiempo utilice
expresiones muy duras contar este grupo insurgente, pero hoy me rindo, me
canse, y no quiero más de lo mismo, estoy sin fuerzas para continuar en ese
camino de destrucción.
Claro, que la paz no se consiguió
con la firma del acuerdo con las Farc, porque todos sabemos que la paz nos e
construye sobre el papel, la paz es un proceso continuo individual y colectivo.
Desde muchos sectores de
la sociedad colombiana, académicos e intelectuales han insistido en la construcción
de una narrativa incluyente, todo todos quepamos, en donde todos podamos
respetarnos, apreciarnos aun con nuestras diferencias, es como esa capacidad de
soportarnos unos a otros.
En su momento, el
presidente Juan Manuel santos, (2015) en una entrevista con Claudia Gurissatti,
pidió a los medios de comunicación desarmar el lenguaje para referirse a las
Farc y este mensaje fue muy importante y con algunas consecuencias positivas,
algo que se vio inmediatamente en los medios de comunicación.
Todo depende de cómo
hemos leído nuestra realidad hasta hoy día, esas narrativas despectivas que
ayudaban a profundizar la polarización y parte de esa responsabilidad es de nuestros
políticos como Álvaro Uribe Y Gustavo Petro.
Debemos avanzar precisamente
hacia esa dirección la construcción de una narrativa incluyente, en donde
podamos expresar nuestras opiniones y comentarios con respeto y tolerancia, partiendo
dela base que como seres humanos, somos hermanos y pertenecemos a una misma
nación, que somos capaz de amarnos unos a otros aunque pensemos diferente.
Mucho se ha hablado
sobre el papel de la comunicación en la construcción de la paz para Colombia,
en el escenario del postconflicto. Es indispensable que los colombianos en
todas las regiones conozcan los acuerdos y su responsabilidad en la
implementación de los mismos. Tener una estrategia de comunicación sólida
contribuirá a que haya mayor confianza hacia el proceso y los ciudadanos se
apoderen de la construcción de una paz sostenible.
Más allá de hacer una
pedagogía del postconflicto, se debería desarrollar una nueva narrativa de paz:
más global, más incluyente, y con una visión más de futuro. Una estrategia de
comunicación debería verse como una herramienta clave en la construcción de una
sociedad en paz y en la búsqueda de apoyos internacionales para lograr los
objetivos de los acuerdos. Cuando hablamos de comunicación no nos referimos
solamente a contar la historia, a informar a los diferentes actores de lo que
viene después de la firma del acuerdo. Esto será importante pero no suficiente.
Nos referimos a involucrar de una manera efectiva a todos los actores, de
escucharlos e incorporar sus ideas comprometiéndolos con el cambio y con la
construcción de un nuevo país.
Y esa narrativa
incluyente debe extenderse a todos los ámbitos de la sociedad, hacia los
venezolanos, hacia los delincuentes, hacia la diferencia, y el hecho de que
hablemos honrando la dignada de una persona; no significa desde luego que
aprobemos su conducta o que estemos de acuerdo con sus ideas o concepciones,
desde el barrio, el señor de los tintos, en las escuelas, con nuestros compañeros
de trabajo, en las más sutiles relaciones humanas.
Todos estamos llamados a
cambiar la literatura del conflicto armado en Colombia, no caigamos más en el
error de creerles todos a nuestros políticos que son bastantes mentirosos, apostémosle
desde nuestras veredas y municipio a entrar en un dialogo inclusivo, de respeto
y dignidad con nuestro adversario, y digo adversario como un término para
designar a quien no profesa nuestras ideas políticas o religiosas, pero que ese
adversario es tan Humano y respetable como nosotros mismos
Bendiciones.
Omar Colmenares Trujillo
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