LA
ETIQUETA HOMOSEXUAL
“Porque
no todos los maricas somos iguales.”
Loca, marica, maricòn, Homosexual, afeminado, son
normalmente las expresiones que solemos escuchar para identificar supuestamente
a los hombres con una orientación sexual diferente, ya en otras oportunidades
me he referido a las connotaciones que esta tienen en la pedagogía de la libertad
y el respeto por la diversidad.
Pero en esta
oportunidad, me voy a referir exactamente a la etiqueta homosexual, porque eso
si hay que aclararlo de una vez, no todos los homosexuales somos iguales, no
todos somos la payasa, histriónica de circo, no es fácil etiquetarnos y
meternos a todo en el mismo paquete, porque desafortunadamente algunos gays han
hecho una equivocada presentación de los homosexuales.
Algunos creen que los
Gays somos la típica peluquera de barrio, las de voz frágil y dulce, que se la
pasa solo con amigas, bastante sofisticada, apegado a la superficialidad de la
moda y el materialismo.
A mí en particular me
gusta el futbol, me gusta el deporte, no en gusta andar en compinches con mujeres,
me gusta tomar una cerveza, andar con amigos heterosexuales, flirtear con las
mujeres, hablar de cosas profundas y no las trivialidades que usualmente hablan
algunos homosexuales; aunque como es natural de vez en cuando salen las plumas
a volar, pero soy muy serio, aunque con muy buen sentido del humor.
Me considero un
homosexual muy sobrio, me gusta llamar la atención por mis capacidades intelectuales
y profesionales, no me gusta las banalidades, aunque me gusta vestir bien, los
domingos me pongo mi pantaloneta y mi camiseta, hacer ejercicio y a des
estresarme, tengo amigos gays que les disgusta mostrar las piernas, son
clasistas, y bastante complicados hasta para escoger un tipo de bebida.
Parece que no son
suficientes los términos gay, homosexual y marica. ¡Qué maricada! Nada como
tirar y amar sin tanta cuadrícula en la cabeza, sin tanto formulario. Claro, en
nuestro español castizo siempre hemos tenido formas de señalar lo gay, pero el
rigor taxonómico de categorías, subcategorías y sub-subcategorías (con las
respectivas intersecciones) es un invento gringo de la década de los sesenta y
que ha venido tomando cada vez más fuerza en el mundo gay criollo, atravesando
todas las edades y clases sociales.Aunque no siempre precisa, en la mayoría de
los casos hay una etiqueta equivalente en español para estos términos.
Sin más preámbulo, para
los interesados en las “maricategorías”, este breve catálogo.
LA
LOCA (QUEEN)
Es el gay amanerado, el
roscón, el mariposón, la galleta, el marica, el maricón, el puto que asusta de
Capusotto, el Hugo Lombardi, el diseñador de modas, el enfermero, el bailarín,
el peluquero, el fashionista. Su hablar, su caminar y su vestir son motivo de
burla. Todos los términos para señalar a la loca son despectivos, pero la loca
asimila las palabras con las que es maltratada, las usa como propias y las
devuelve. Se reconoce a sí misma como loca, habla de sí en femenino, lo
mariquea todo. Son las dueñas del rayo marica, homosexualizan todo a su
alrededor. La loca no es un escándalo, es “una escándala”. La lengua de la loca
es viperina, venenosa y hay que tenerle respeto. La loca hace visible la
homosexualidad con la pluma, sin miedo, sin pena. La pluma, esa firma
inconfundible del hombre gay. Nos guste o no, amigas.
El
Pollo (Twink)
Es ese culicagado, ese
mocoso bonito, imberbe y lampiño que está alrededor de los dieciocho. Tirar con
pollos raya en el delito: menos de dieciocho también es una opción. Nunca
faltan voluntarios que quieran enseñarle al pollo cómo es la vuelta dada su
supuesta inexperiencia. La cara de yo-no-fui, de inocencia real o fingida, es
el arma más poderosa del pollo, del New York City Boy, del Dorian Gray que se
quiere devorar el mundo. Pollero se le dice al que prefiere el sexo con pollos.
LA
MUSCULOCA (HUNK)
Es el gay que siempre
está regio, tiene el cuerpo perfecto, suele depilarse y se mantiene bronceado.
Todo un guardián de la bahía. A la rumba va con su boa de plumas y descamisado.
A la calle sale con sus chiritos de marca y el pug francés en la cartera. Los
demás le decimos musculoca de forma peyorativa porque nos mata de la envidia su
“regiosidad”.
EL
CHUBBY
Es el gordo regordo.
Para todos los gustos hay. Es el tipo de gay que en el tamaño (gordura y
grandura) reside su principal atractivo. Levantan, y harto. El cazador de
gorditos (chubby-chaser) es un subtipo del chubby gay no necesariamente gordo
al que le gustan los gordos. Cazadores de gorditos hay de varias clases: a los
que solo les gusta besar y acariciar la panza, a los que les gusta que los
espichen y los que se excitan cuando el chubby hace la danza del vientre. Al
cazador le gusta vivir al límite: literalmente puede morir por snu-snu. Si uno
está en la intersección de pollo con chubby a eso se le llama chubette (juego
de palabras con chubby y vedette). Este tipo de gay (como casi todos) es más
gringo que otra cosa. En Colombia la comunidad chubby existe, pero es muy
incipiente. Tarde o temprano las bebidas azucaradas y la comida procesada harán
que la comunidad chubby esté más a la moda.
EL
OSO (BEAR)
Es el gay macho. Los
osos son gays pero quieren reivindicar la masculinidad tradicional: orinan
parados. No quieren ser identificados como pollos, locas o musculocas. Portan
con orgullo su panza, no se afeitan ni la cara ni el cuerpo. Ni por accidente
se les sale una pluma. El oso, ante todo, debe ser peludo en el cuerpo. En los
pelos radica el atractivo y la seguridad ontológica del oso. Mejor si llegan
hasta la espalda. Una camisa de leñador a un oso, le viene al pelo. Tienen
bandera propia en tonos cafés y naranjas, con una garra de oso; porque la del
arcoíris es muy mariconcita para ellos. Los osos son todo un universo. Como en
el caso del chubby, está el cazador de osos (bear-chaser): no es oso pero le
encantan, tiene una fijación por los pelos. El oso musculoso: peludo y con
músculos. El lobo, que es un tipo de cuerpo normal pero peludo (ojalá con barba
y rapado). Similar al chubette es el osezno (cub), un híbrido entre oso y
pollo. El oso polar, que es un oso de pelos canosos. El papá oso: un oso mayor
que hace de daddy (ve más adelante). El panda: es el oso de origen asiático. Y
mi contribución a la ciencia, el oso de anteojos: la versión criolla del oso, ese
gay macho que repite papita al almuerzo y no le importa si se le sale un lado
de la camisa. Es tan peludo como el mestizaje cundiboyacense se lo permita, es
decir, no mucho necesariamente.
LA
NUTRIA (OTTER)
Realmente es un subtipo
de oso, pero por ser la mejor etiqueta de todas tiene su espacio aparte.
Querido lector, está leyendo a una nutria. La nutria es un tipo que tiene pelos
pero no tantos. Eso es todo. También se le dice nutria si es peludo y delgado,
o peludo y bajito.
EL
DADDY (EL PAPI)
Es el gay adulto,
experimentado, alrededor de los cuarenta con algo de plata y educación. Lo que
define al papi es la atracción y la capacidad de entablar relaciones afectivas
con pollos. Al pollo que es pareja de un papi se le llama hijo (son o boi).
Solo si la plata que tiene el papi media en la relación se le dice sugar daddy
y al hijo se le dice sugar baby. Las relaciones papi-hijo son mucho más comunes
de lo que se cree. El pollo aprende de alguien mayor y el mayor obtiene
colágeno. Es una relación gana-gana, la más clásica de todas las relaciones
homosexuales, como en la Grecia Antigua. Al papi sí es permitido decirle papi
cuando están tirando, en cualquier otro contexto es una guarrada. El abuelo
(silver daddy) es cuando el papi ya no es tan papi, es decir, un adulto mayor y
necesariamente canoso.
EL
ENCLOSETADO (DISCREET)
Se sabe gay, pero no lo
ha hecho público por la razón que sea. En la oficina y en la casa todos saben
pero nadie dice nada, delante de él al menos. Inventa novias, dice que tan rico
el culo de Shakira, y es el más macho en la rumba con los compañeros. Algunos
llegan a casarse, a tener hijos, a convertirse en presidente. Nunca cuentan la
verdad porque siempre está el argumento de: “No le puedo hacer ese daño a [la
persona que sea]”. En sus planes no suele estar el construir una relación
estable con otro hombre. En muchos pueblos y regiones de Colombia la versión
del enclosetado es el cacorro. En este
caso, el cacorro tiene sexo (principalmente) con la loca, dejando claro que él
es el activo: mientras sea él el que da pipí, su hombría nunca correrá peligro.
Omar Colmenares Trujillo
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