PERCEPCIÓN DE
IMPUNIDAD
La impunidad o su percepción constituye una
variable compleja que puede estar asociada a la generación directa o indirecta
de criminalidad, convirtiéndose en uno de los aspectos más críticos para
cualquier gobierno y su administración de justicia (Organización de las
Naciones Unidas, 2012). Siguiendo a Barreto y Rivera (2009), delimitan el
concepto de impunidad en la falta de castigo ante un delito, y señalan la
dificultad para su definición debido a la ausencia de mediciones estructuradas
del constructo "impunidad".
El fenómeno impunidad soporta consecuencias
desfavorables: representa una transgresión de los derechos de la víctima,
enfatiza el descrédito del sistema judicial, fomenta la percepción de
inseguridad, y se convierte en amparo para los delincuentes que confían en el
no otorgamiento de una condena ejemplar, favoreciendo el inicio y consolidación
de carreras delictuales (Sanabria & Uribe, 2010).
Por impunidad se entiende la inexistencia, de
hecho o derecho, de responsabilidad penal por parte de los autores de las
violaciones, así como de responsabilidad civil, administrativa o disciplinaria,
porque escapan a toda investigación con miras a su inculpación, detención,
procesamiento y, en caso de ser reconocidos culpables, condena a penas
apropiadas, incluso a la indemnización del daño causado a sus víctimas.
Existe una imposibilidad de medir
completamente el fenómeno, en razón de que la impunidad social (cantidad de
denuncias que nunca llegan a la policía o al sistema judicial y que se origina
en la llamada criminalidad oculta) solo puede ser medible a través de encuestas
de percepción o victimización, y resulta complejo medir la impunidad penal, que
se relaciona con la criminalidad reportada, que involucra dificultades en el
esclarecimiento y sanción (Restrepo & Martínez, 2004).
la percepción de impunidad, más que la
impunidad real, comporta múltiples consecuencias negativas al nutrir la
percepción de inseguridad en la ciudadanía, lo cual afecta el desarrollo de la
criminalidad en los victimarios, el desempeño y decisiones de ciudadanos,
víctimas y funcionarios del sistema judicial, lo cual termina beneficiando
directa o indirectamente el mantenimiento de un escenario que motiva la
generación de delincuencia, que debe ser considerada como un problema de
seguridad ciudadana porque afecta tanto la integridad física, psicológica y
social, lo cual genera una percepción de inseguridad, incredulidad
institucional y desintegración social (Jackson, Gray & Farrall, 2009;
Kessler, 2004; Pichardo, 2006; Sanabria & Uribe, 2010).
Entonces comprendemos que la impunidad es la
imposibilidad de ser sancionado. Se trata de una excepción de condena o una
forma de escapar de la justicia. Es común en algunos países en los que se
carece de un sistema político limpio y que repercute en un sistema judicial
corrupto y débil.
Etimológicamente, procede del vocablo latino
impunitas. Se trata de la circunstancia resultante al no recibir un castigo o
no ser juzgado. Y al hablar de castigo, se trata de alguna pena o condena que
se ha impuesto y que tenga que cumplir el acusado por haber intervenido en
algún hecho delictivo.
Se habla de impunidad cuando el acusado de
cometer algún delito en particular no recibe la pena que le corresponde por su
accionar. Por lo tanto, no se enmienda su conducta, ni aprende de ella. Es
entonces cuando la maniobra de evasión de castigo -o impunidad- se produce por
motivos políticos o de otro tipo, y éste que es acusado por transgredir la ley,
no recibe ningún castigo ni condena.
Recordemos que el principal motivo por el cual
se diseña un sistema de castigos para los culpables dentro del sistema de
justicia y dependiendo de cada país, se trata de no sólo hacer pensar al
delincuente en el mal que ocasionó a otro/s, sino que también la condena del
acusado -victimario- es, de cierta manera, un acto de reparación para con la
víctima.
La impunidad acostumbra estar asociada a
personas muy ricas y con gran patrimonio, ya que generalmente realizan
maniobras de evasión fiscal para evitar, precisamente, pagar los impuestos que
les corresponden a sus grandes ganancias. Todo esto movido por una gran
ambición.
Por lo tanto la percepción de impunidad
aumenta drásticamente, como los delincuentes son dejados en libertad, El cartel
de la toga, un fiscal anticorrupción judicializado, un presidente de la república
que no es investigado por el sonado caso Odebrecht, el otorgamiento de derechos
políticos a los guerrilleros de las Farc sin haber pasado por la Justicia.
En los casos de impunidad que más resuenan hoy
en día en Colombia, como el acuerdo de Paz con las Farc, y particularmente la Jurisdicción
especial de Paz, (JEP), nos entregan un sentimiento de fracaso e impotencia
voraz al vislumbrar la inacción de la justicia, sobre todo con los que
conocemos a través de las noticias. El sabernos desprotegidos, sin un sistema
de justicia que nos ofrezca la seguridad de que los crímenes son juzgados y
castigados, hace que nazcan en nosotros estos pensamientos.
El actual Gobierno Santos nos dejó la lección ser
terrorista Paga, la percepción de impunidad ha ocasionado que otros grupos al
margen de la ley aumenten su actividad delictiva y criminal como clan USUGA,
EPL, ELN y disidencias de las Farc, la tan anhelada paz se nos escapó de las
manos, a merced de la falta de aplicación efectiva de justicia a los miembros de
las Farc.
OMAR COLMENARES TRUJILLO ABOGADO ANALISTA |
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