TEORÍA
POLÍTICA: CONTRADICCIONES DEL LIBERALISMO CLÁSICO
Los más recientes
acontecimientos de Latinoamérica como las protestas en Chile, Bolivia y
Colombia, me han inspirado con preocupación para escribir el presente artículo,
el populismo ha adquirido unas dimensiones inimaginables en nuestra región y
amenaza a las incipientes democracias que apenas están en formación y ello obedece
a factores exponenciales como la
pobreza, la miseria, el hambre, desigualdad y minorías, temas de las que se han
apropiado despiadadamente la izquierda; así que la pregunta que convoca en esta
coyuntura es si estamos asistiendo al final del capitalismo? O como dicen algunos especialistas a la
reinvención del capitalismo?
Es frente a estos acontecimientos
que voy a ocuparme con cierto atrevimiento lo confieso, en algunos estudios de
economía política sin duda abordados desde la teoría política y detenidamente
en un solo nombre el padre del capitalismo: Adam Smith, el hombre que creó las
bases del actual sistema económico y para comprenderlo será necesario como es
natural estudiar los cimientos, las bases y el fundamento del liberalismo
clásico y porque no desentrañar algunos de sus recovecos que los populistas
toman a sus favor.
En primer lugar es
preciso indicar que hablar de Adam Smith nos conduce inexorablemente a otras coyunturas históricas o antecedentes
que nos permita analizar las ideas y postulados del creador de la economía
política, como es el mercantilismo y la fisiocracia y posteriormente detenernos
en el liberalismo modernizado o neoliberalismo con la ayuda de algunas otros
grades aportes de destacados economistas.
DE
LA FISIOCRACIA AL LIBERALISMO
Para algunos
especialistas el movimiento liberal tiene su antecedente en la fisiocracia, en
aquella creencia del orden natural y del respeto por la libertad en materia
económica desde luego, que toda esta postura ideológica de la casi arruinada
Francia del siglo XVIII se encuentra con las ideas individualistas de Locke
Hume y Hobbes.
La fisiocracia
como doctrina económica además de proponer que la riqueza provenía
exclusivamente de la explotación de los recursos propios y el libre cambio,
proponía el deber del estado de no
inmiscuirse en la vida económica del país, pues de aquí nace el
liberalismo.
Y es que este
intervencionismo estatal que proponía el mercantilismo francés bajo el
liberalismo se busca la abstención.
Podría decir en
términos sencillos que el liberalismo se sustenta sobre el principio básico de
la libertad económica y política, porque si hay libertad política tendrían
libertad económica y en las mismas condiciones igualitarias podrán concurrir.
Esta libertad
económica dio lugar a que se concibiera igualmente el postulado de la libre
competencia, en la cual el mercado debe concurrir multitud de oferentes y
demandantes lo que ocasionaría que el precio se fijara tomando en cuenta la ley
de la oferta y la demanda.
Los liberales siempre
han sostenido que la vida económica está gobernada por leyes naturales y espontaneas
cuyo cumplimiento no debería ser obstaculizado por el hombre.
Las posturas
liberales cobraron figura en las escuelas de finales del siglo XVIII y
principios del Siglo XIX y que presentó una modernización con John Stuart Mill.
En este orden de
ideas, creo que es conveniente que nos detengamos ahora en el pensamiento
central del presente artículo Adam Smith.
La importancia si
se quiere decir en principio del pensamiento de Smith radica en que el estado o
el poder público debería abstenerse de intervenir en la economía. Así pues el
aporte Smithiano se concreta en el enfoque individualista de la economía que
suple o la estatista.
Adam Smith ocupa
un lugar memorable en los estudios y desarrollo de la ciencia económica,
considerado para algunos como el padre de la economía política, nace en 1723 en
Kirkcaldy, (Escocia) y se educa en Glasgow y oxford. Una vez
retorna a Escocia se hace catedrático en Edimburgo y profesor y rector en
Glasgow.
Pero bien, vamos a
entrar a estudiar la obra cumbre que ha logrado ocupar un lugar de honor en el
pensamiento económico “Estudio sobre la Naturaleza y causa de la riqueza de las
naciones” de donde emergen las bases del liberalismo clásico y para los no
entendidos como yo el fundamento del actual sistema económico en el que
vivimos.
La riqueza de las
naciones se divide en 5 libros, el primero trata sobre las causas que originan
que la capacidad productiva del trabajador crezca y sobre la forma en que se
distribuye la riqueza entre la población, el segundo habla de la moneda, el
tercero es un estudio de historia económica a partir de la caída del imperio
Romano, en el cuarto los dos sistemas generales de la economía que se basan en
el comercio y en la agricultura.
En el quinto y
último libro el actor se dedica a estudiar el impuesto y las reglas
fundamentales del sistema impositivo.
La riqueza de las
naciones se ha observado siempre de forma crítica de la realidad, pero es mucho
más que un tratado de economía política es una filosofía que tiene que ver con
el bienestar humano.
LA
RIQUEZA DE LAS NACIONES: LA BIBLIA DEL CAPITALISMO
El impacto de este
magno libro en nuestra forma de vida es de un valor inconmensurable, muchos de
nosotros vivimos bajo sus tesis sin saberlo y desde luego es el punto de partida en este artículo para
encontrar respuestas a las convulsiones sociales y económicas que hoy
enfrentamos, quizá me conduzcan a encontrar o l menos confluir con algunas
incipientes y otras profundas propuesta de reinvención.
Como les había
dicho al inicio del presente artículo las Teorías de Smith parte de la
concepción y la realidad de la naturaleza humana y su máxima expresión: La
libertad individual. Se plantea el egoísmo innato el amor por sí mismo
(individualismo) pero que se expresaría en un beneficio para todos. Dentro del
estudio del ser humano propiedad más sagrada es el trajo, toda vez que es el
fundamento para las demás propiedades.
“El pobre no posee
más patrimonio que su fuerza e industria; y el no dejarle ejercer estas
facultades, cuando no perjudican a sus semejantes, es violar esta respetable
propiedad y atacar abiertamente su libertad y de quien quiera emplearle.
Porque, si uno no puede aplicarse a la tarea que quiere, tampoco los otros
pueden valerse de quien los acomoda”.
Smith defiende ese
individualismo optimista la persecución del interés individual propio redunda
en el interés común, Smith presente a modo de la fisiocracia: que el ser humano
como cualquier otro animal, no tiene otro motor que su propia supervivencia, su
propio interés, que dedenopde de su propia capacidad, ello quiere decir que el
ser humano es responsable de su propio destino y que no puede culpar a los demás de su propia desgracia o
infortunio, Un trabajador que sabe que, a más rendimiento, más ganancia y más
“premio” para él, lo hará más motivado. Todo esto redunda en una mayor
producción de riqueza y, con ella, mayores posibilidades para los demás de
beneficiarse de la misma. La riqueza genera riqueza, y si se permite a los
hombres ser libres para alcanzarla, finalmente se traduce en una mejora no solo
para el individuo, sino para toda la sociedad de la que forma parte.
Pero debe haber
libertad, libertad económica que nada tiene que ver con la libertad política.
LAISSEZ
FAIRE, LAISSEZ PASSER…
La expresión
“Dejad hacer, dejad pasar” fue utilizada por el fisiócrata francés Vincent de Gournay, contra el
intervencionismo del estado, y se convirtió en el lema del liberalismo
(capitalismo) El estado no debe intervenir en la economía, su labor está
encaminada únicamente a crear condiciones para que esta economía se haga en
libertad, es tasto esta para las leyes, el orden y la seguridad, para nada más.
Smith sostiene que
se puede ayudar al vecino, pero no bajo la coerción si no más bien de manera voluntaria.
Smith realiza en
este libro una teoría integral de la distribución de la riqueza, analizando la
división del trabajo, los salarios, el uso del dinero, el precio de los bienes,
los beneficios de los accionistas, las rentas de la tierra, etc. Existen dos
puntos clave que determinan el desarrollo de la prosperidad: uno de ellos es la
división del trabajo, y el otro, el valor como consecuencia de la ley de la
oferta y la demanda. Para Smith, la riqueza de un país no procede de sus
recursos, sino del trabajo que en él se desarrolla.
La división del
trabajo fue uno de los puntos decisivos de la economía, al permitir una mayor
productividad que si una misma persona hiciera todas las labores necesarias.
Por un lado, esta modalidad de trabajo aumenta la destreza del operario en
cuestión y, por otro, ahorra tiempo que perdería en saltar de una labor a otra.
Smith reinventó el
principio clásico de los impuestos, creando unas reglas que debían seguirse de
cara a la aplicación de estos:
-Justicia: los
ciudadanos deben contribuir a los gastos del gobierno en proporción a las
rentas de que disfrutan.
-Veracidad: la
contribución impuesta a cada ciudadano debe ser cierta, no arbitraria. Debe
seguir unas reglas en cuanto a la época, el modo de pago, la cuota, etc.
-Comodidad: toda
contribución ha de ser recaudada del modo más conveniente para el
contribuyente.
-Economía: el
gobierno ha de velar por retirar de los bolsillos del ciudadano tan poco como
sea posible.
Pero por encima de
todo, la idea que sobresale de la obra es la teoría de Smith de que existe un
orden en los fenómenos naturales referentes a la economía y que, para poder ser
eficaz y beneficiosa, toda la organización social debía hacerse adaptándose a
dichas normas naturales. Dentro de estas normas naturales de que habla Smith
puede que la más famosa de todas sea aquella que dice que la organización de la
economía de una manera provechosa se logra espontáneamente, dejando a los
hombres actuar bajo su impulso natural de buscar su interés personal. Es aquí
donde aparece la famosa “mano invisible de la competencia”, que es la manera
que usa el autor para denominar a la capacidad autorreguladora que tiene el
mercado.
Cuando la demanda
es inferior a la oferta, el industrial cesa de fabricar la mercancía que vende
con pérdidas. La oferta, entonces, disminuye hasta equilibrarse con el precio
de mercado, de manera que este sea mayor que el coste producción del bien en
cuestión. Llegado a ello, el interés personal incitará a quien produce a
fabricar más mercancía que le aporte mayores ganancias, por ser la oferta
inferior a la demanda. Es decir, una abundancia de materias hace que estas
tengan poco valor, mientras que la escasez de las mismas hace que su valor
aumente. Es a través de esta “ley de la oferta y la demanda de interés
personal” por lo que las sociedades pueden adaptarse y organizarse
armoniosamente.
En lo referente al
traslado del trabajo y el capital, funciona del mismo modo. Las empresas
tenderán a situarse en aquellos lugares en donde la producción pueda ser más
barata y la ganancia final, mayor. Lo hemos observado en nuestra historia,
especialmente en las últimas décadas. Muchas empresas llegaron a países como
España –en los 60– donde el coste productivo era menor que en sus lugares de
origen. Tras la caída del telón de acero, dicho capital se trasladó a ellas,
repitiendo el proceso. En los últimos años, ha ocurrido en Asia y ya empieza a
verse el traslado comercial a África. De este modo, el capitalismo hace que la
riqueza se mueva y se reproduzca por todas partes, pues, cuando el coste ya no
es beneficioso, se traslada a donde sí puede serlo, generalmente países más
pobres que se ven enriquecidos con la llegada de las inversiones y lo
producción. Es la llegada de riqueza y el libre comercio a esos países que
vivían en la pobreza más extrema lo que ha revertido todas las gráficas.
Si la realidad es el
juez último que verifica la falsedad o no de una teoría, no puede menos que
concluirse que esta obra ha hecho más por la mejora de la vida y el progreso de
la humanidad que la mitad de los filósofos y pensadores de la historia juntos.
Y todo ello defendiendo una idea: que el ser humano es libre y que esa libertad
es la principal característica de su naturaleza. No vivimos para otros y no
tenemos derecho a exigir que ellos vivan para nosotros. Somos responsables de
nuestra vida y, cuando todos buscamos mejorarla en función de nuestra voluntad,
el resultado es mejor para todos.
De
los desaciertos
Los críticos,
principalmente de izquierdas (defensores del colectivismo –primacía del grupo
sobre individuo– y el estatismo económico -control de la economía por parte del
estado), fundamentan su oposición en que Smith promueve la existencia de una
minoría rica frente a una mayoría pobre.
Reflexiones
de otros
En economía, la
ganancia de unos no determina la pérdida de otros. Sí es cierto que el
liberalismo/capitalismo promueve la desigualdad, y lo hace conscientemente,
pues es un reflejo de la libre competencia: no todos trabajamos lo mismo, somos
igual de brillantes o igual de productivos. Cada persona es un mundo en sí
mismo y, puesto que somos diferentes, la idea de que debemos ser iguales en
cuanto a resultados no tiene sentido. El problema a combatir no es la
desigualdad, sino la pobreza, y Smith dio las claves para vencerla. Su objetivo
era crear un sistema que beneficiara a todos al maximizar la riqueza y la
productividad. Más y mejores productos e inventos, mayor comercio, mayores
posibilidades de trabajar, mayor libertad, mayor riqueza para los estados (y
con ello mayores posibilidades de ofrecer buenos servicios), etc. Y lo logró.
Si tomamos una lista de los mejores países para vivir y los comparamos con
aquellos que tienen un mayor índice de libertad económica, es decir, aquellos
que siguen las pautas de Smith, la conclusión es que son prácticamente los
mismos.
CONCLUSIONES
Estamos asistiendo
quizá a precisamente algunos han denominado, a la reinvención del capitalismo,
y es un imperativo desde luego para los demócratas, a fin de evitar que el populismo
haga de las suyas, endulzando y engañando, aprovechando precisamente esas
carencias y desigualdades sociales para instaurar alguna forma de especia de regímenes
totalitarios.
La crítica feroz
que hace la izquierda al laissez faire no se expresa en términos propositivos,
sino que se estructura con un mensaje negativo. Ya no se trata de presentar
opciones y soluciones, sino de lanzar precisamente eso una crítica sistemática
a las supuestas “injusticias” de un sistema, el liberal, que nunca ha dicho ser
perfecto, pero sí ha demostrado funcionar mejor.
Precisamente estos
enemigos del mercado, se han afincado en el populismo para descargarse con toda
contra el capitalismo, lo cierto es que en medio de estos radicalismos tanto de
derecha y de izquierda hay mucha ambigüedad, porque de lo que se trata a mi
juicio es de hacer los ajustes a este sistema económico avasallante pero liberal,
bueno al menos liberal desde el punto de vista económico.
A Smith le
cuestiono lo que atañe a la libertad económica y no la libertad política,
porque ambas libertades al parecer son incompatibles en el actual modelo capitalista,
y porque no avanzar precisamente a las libertades sociales, creo que esta es
una de las lecturas que me quedan luego de ver las marchas en Bogotá Colombia.
Estamos
comprometidos con el libre mercado y al globalización, pero porque no
atrevernos a encontrar puntos intermedios en materia de libertad política, en
mejores condiciones de vida, en reducir de una vez por todas las brechas de
desigualdad, el brindar `precisamente dentro de este laissez faire las condiciones de decidir entre ser pobre o
ser rico y no condenando a generaciones a la miseria absoluta con medidas no
solo impopulares sino injustas.
La furia de los
excluidos y de los oportunistas políticos de la izquierda que han llegado a la
bajeza moral de usar el asesinato de un menor para sacar adelante sus
intenciones políticas parece tan solo poner sobre la mesa propuestas económicas
irresponsables, y es ese mismo malestar de los miserables lo que impide un
dialogo honesto y coherente, como los que respecta al estado de bienestar que
son una esponja un bálsamo a este modelo económico.
La formulas heterodoxas
que emergen de los populismos y que buscan desvertebrar las incipientes
democracias en américa latina debemos observarlas con una sola lectura, en la
necesidad repito de reinventar el capitalismo, llamese capitalismo progresista (Joseph
Stiglitz), socialismo participativo (Thomas Piketty), Green New Deal
(Alexandria Ocasio-Cortez) o democracia económica (Joe Guinan y Martin
O’Neill); En lo que todos estamos de acuerdo es que el sistema tiene grietas.
Gracias.
Escrito por Omar
Colmenares Trujillo
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