jueves, 5 de diciembre de 2019

TEORÍA POLÍTICA: CONTRADICCIONES DEL LIBERALISMO CLÁSICO




TEORÍA POLÍTICA: CONTRADICCIONES DEL LIBERALISMO CLÁSICO





Los más recientes acontecimientos de Latinoamérica como las protestas en Chile, Bolivia y Colombia, me han inspirado con preocupación para escribir el presente artículo, el populismo ha adquirido unas dimensiones inimaginables en nuestra región y amenaza a las incipientes democracias que apenas están en formación y ello obedece a factores exponenciales  como la pobreza, la miseria, el hambre, desigualdad y minorías, temas de las que se han apropiado despiadadamente la izquierda; así que la pregunta que convoca en esta coyuntura es si estamos asistiendo al final del capitalismo?  O como dicen algunos especialistas a la reinvención del capitalismo?

Es frente a estos acontecimientos que voy a ocuparme con cierto atrevimiento lo confieso, en algunos estudios de economía política sin duda abordados desde la teoría política y detenidamente en un solo nombre el padre del capitalismo: Adam Smith, el hombre que creó las bases del actual sistema económico y para comprenderlo será necesario como es natural estudiar los cimientos, las bases y el fundamento del liberalismo clásico y porque no desentrañar algunos de sus recovecos que los populistas toman a sus favor.

En primer lugar es preciso indicar que hablar de Adam Smith nos conduce inexorablemente  a otras coyunturas históricas o antecedentes que nos permita analizar las ideas y postulados del creador de la economía política, como es el mercantilismo y la fisiocracia y posteriormente detenernos en el liberalismo modernizado o neoliberalismo con la ayuda de algunas otros grades aportes de destacados economistas.



DE LA FISIOCRACIA AL LIBERALISMO

Para algunos especialistas el movimiento liberal tiene su antecedente en la fisiocracia, en aquella creencia del orden natural y del respeto por la libertad en materia económica desde luego, que toda esta postura ideológica de la casi arruinada Francia del siglo XVIII se encuentra con las ideas individualistas de Locke Hume y Hobbes.

La fisiocracia como doctrina económica además de proponer que la riqueza provenía exclusivamente de la explotación de los recursos propios y el libre cambio, proponía el deber del estado de no  inmiscuirse en la vida económica del país, pues de aquí nace el liberalismo.

Y es que este intervencionismo estatal que proponía el mercantilismo francés bajo el liberalismo se busca la abstención.

Podría decir en términos sencillos que el liberalismo se sustenta sobre el principio básico de la libertad económica y política, porque si hay libertad política tendrían libertad económica y en las mismas condiciones igualitarias podrán concurrir.

Esta libertad económica dio lugar a que se concibiera igualmente el postulado de la libre competencia, en la cual el mercado debe concurrir multitud de oferentes y demandantes lo que ocasionaría que el precio se fijara tomando en cuenta la ley de la oferta y la demanda.

Los liberales siempre han sostenido que la vida económica está gobernada por leyes naturales y espontaneas cuyo cumplimiento no debería ser obstaculizado por el hombre.

Las posturas liberales cobraron figura en las escuelas de finales del siglo XVIII y principios del Siglo XIX y que presentó una modernización con John Stuart Mill.

En este orden de ideas, creo que es conveniente que nos detengamos ahora en el pensamiento central del presente artículo Adam Smith.


La importancia si se quiere decir en principio del pensamiento de Smith radica en que el estado o el poder público debería abstenerse de intervenir en la economía. Así pues el aporte Smithiano se concreta en el enfoque individualista de la economía que suple o la estatista.

Adam Smith ocupa un lugar memorable en los estudios y desarrollo de la ciencia económica, considerado para algunos como el padre de la economía política, nace en 1723 en Kirkcaldy,  (Escocia)  y se educa en Glasgow y oxford. Una vez retorna a Escocia se hace catedrático en Edimburgo y profesor y rector en Glasgow.

Pero bien, vamos a entrar a estudiar la obra cumbre que ha logrado ocupar un lugar de honor en el pensamiento económico “Estudio sobre la Naturaleza y causa de la riqueza de las naciones” de donde emergen las bases del liberalismo clásico y para los no entendidos como yo el fundamento del actual sistema económico en el que vivimos.

La riqueza de las naciones se divide en 5 libros, el primero trata sobre las causas que originan que la capacidad productiva del trabajador crezca y sobre la forma en que se distribuye la riqueza entre la población, el segundo habla de la moneda, el tercero es un estudio de historia económica a partir de la caída del imperio Romano, en el cuarto los dos sistemas generales de la economía que se basan en el comercio y en la agricultura.

En el quinto y último libro el actor se dedica a estudiar el impuesto y las reglas fundamentales del sistema impositivo.

La riqueza de las naciones se ha observado siempre de forma crítica de la realidad, pero es mucho más que un tratado de economía política es una filosofía que tiene que ver con el bienestar humano.


LA RIQUEZA DE LAS NACIONES: LA BIBLIA DEL CAPITALISMO


El impacto de este magno libro en nuestra forma de vida es de un valor inconmensurable, muchos de nosotros vivimos bajo sus tesis sin saberlo y desde luego es  el punto de partida en este artículo para encontrar respuestas a las convulsiones sociales y económicas que hoy enfrentamos, quizá me conduzcan a encontrar o l menos confluir con algunas incipientes y otras profundas propuesta de reinvención.

Como les había dicho al inicio del presente artículo las Teorías de Smith parte de la concepción y la realidad de la naturaleza humana y su máxima expresión: La libertad individual. Se plantea el egoísmo innato el amor por sí mismo (individualismo) pero que se expresaría en un beneficio para todos. Dentro del estudio del ser humano propiedad más sagrada es el trajo, toda vez que es el fundamento para las demás propiedades.


“El pobre no posee más patrimonio que su fuerza e industria; y el no dejarle ejercer estas facultades, cuando no perjudican a sus semejantes, es violar esta respetable propiedad y atacar abiertamente su libertad y de quien quiera emplearle. Porque, si uno no puede aplicarse a la tarea que quiere, tampoco los otros pueden valerse de quien los acomoda”.


Smith defiende ese individualismo optimista la persecución del interés individual propio redunda en el interés común, Smith presente a modo de la fisiocracia: que el ser humano como cualquier otro animal, no tiene otro motor que su propia supervivencia, su propio interés, que dedenopde de su propia capacidad, ello quiere decir que el ser humano es responsable de su propio destino y que no puede culpar  a los demás de su propia desgracia o infortunio, Un trabajador que sabe que, a más rendimiento, más ganancia y más “premio” para él, lo hará más motivado. Todo esto redunda en una mayor producción de riqueza y, con ella, mayores posibilidades para los demás de beneficiarse de la misma. La riqueza genera riqueza, y si se permite a los hombres ser libres para alcanzarla, finalmente se traduce en una mejora no solo para el individuo, sino para toda la sociedad de la que forma parte.


Pero debe haber libertad, libertad económica que nada tiene que ver con la libertad política.

LAISSEZ FAIRE, LAISSEZ PASSER…

La expresión “Dejad hacer, dejad pasar” fue utilizada por el fisiócrata francés  Vincent de Gournay, contra el intervencionismo del estado, y se convirtió en el lema del liberalismo (capitalismo) El estado no debe intervenir en la economía, su labor está encaminada únicamente a crear condiciones para que esta economía se haga en libertad, es tasto esta para las leyes, el orden y la seguridad, para nada más.

Smith sostiene que se puede ayudar al vecino, pero no bajo la coerción si no más bien  de manera voluntaria.
Smith realiza en este libro una teoría integral de la distribución de la riqueza, analizando la división del trabajo, los salarios, el uso del dinero, el precio de los bienes, los beneficios de los accionistas, las rentas de la tierra, etc. Existen dos puntos clave que determinan el desarrollo de la prosperidad: uno de ellos es la división del trabajo, y el otro, el valor como consecuencia de la ley de la oferta y la demanda. Para Smith, la riqueza de un país no procede de sus recursos, sino del trabajo que en él se desarrolla.

La división del trabajo fue uno de los puntos decisivos de la economía, al permitir una mayor productividad que si una misma persona hiciera todas las labores necesarias. Por un lado, esta modalidad de trabajo aumenta la destreza del operario en cuestión y, por otro, ahorra tiempo que perdería en saltar de una labor a otra.

Smith reinventó el principio clásico de los impuestos, creando unas reglas que debían seguirse de cara a la aplicación de estos:

-Justicia: los ciudadanos deben contribuir a los gastos del gobierno en proporción a las rentas de que disfrutan.


-Veracidad: la contribución impuesta a cada ciudadano debe ser cierta, no arbitraria. Debe seguir unas reglas en cuanto a la época, el modo de pago, la cuota, etc.


-Comodidad: toda contribución ha de ser recaudada del modo más conveniente para el contribuyente.


-Economía: el gobierno ha de velar por retirar de los bolsillos del ciudadano tan poco como sea posible.


Pero por encima de todo, la idea que sobresale de la obra es la teoría de Smith de que existe un orden en los fenómenos naturales referentes a la economía y que, para poder ser eficaz y beneficiosa, toda la organización social debía hacerse adaptándose a dichas normas naturales. Dentro de estas normas naturales de que habla Smith puede que la más famosa de todas sea aquella que dice que la organización de la economía de una manera provechosa se logra espontáneamente, dejando a los hombres actuar bajo su impulso natural de buscar su interés personal. Es aquí donde aparece la famosa “mano invisible de la competencia”, que es la manera que usa el autor para denominar a la capacidad autorreguladora que tiene el mercado.

Cuando la demanda es inferior a la oferta, el industrial cesa de fabricar la mercancía que vende con pérdidas. La oferta, entonces, disminuye hasta equilibrarse con el precio de mercado, de manera que este sea mayor que el coste producción del bien en cuestión. Llegado a ello, el interés personal incitará a quien produce a fabricar más mercancía que le aporte mayores ganancias, por ser la oferta inferior a la demanda. Es decir, una abundancia de materias hace que estas tengan poco valor, mientras que la escasez de las mismas hace que su valor aumente. Es a través de esta “ley de la oferta y la demanda de interés personal” por lo que las sociedades pueden adaptarse y organizarse armoniosamente.

En lo referente al traslado del trabajo y el capital, funciona del mismo modo. Las empresas tenderán a situarse en aquellos lugares en donde la producción pueda ser más barata y la ganancia final, mayor. Lo hemos observado en nuestra historia, especialmente en las últimas décadas. Muchas empresas llegaron a países como España –en los 60– donde el coste productivo era menor que en sus lugares de origen. Tras la caída del telón de acero, dicho capital se trasladó a ellas, repitiendo el proceso. En los últimos años, ha ocurrido en Asia y ya empieza a verse el traslado comercial a África. De este modo, el capitalismo hace que la riqueza se mueva y se reproduzca por todas partes, pues, cuando el coste ya no es beneficioso, se traslada a donde sí puede serlo, generalmente países más pobres que se ven enriquecidos con la llegada de las inversiones y lo producción. Es la llegada de riqueza y el libre comercio a esos países que vivían en la pobreza más extrema lo que ha revertido todas las gráficas.

Si la realidad es el juez último que verifica la falsedad o no de una teoría, no puede menos que concluirse que esta obra ha hecho más por la mejora de la vida y el progreso de la humanidad que la mitad de los filósofos y pensadores de la historia juntos. Y todo ello defendiendo una idea: que el ser humano es libre y que esa libertad es la principal característica de su naturaleza. No vivimos para otros y no tenemos derecho a exigir que ellos vivan para nosotros. Somos responsables de nuestra vida y, cuando todos buscamos mejorarla en función de nuestra voluntad, el resultado es mejor para todos.



De los desaciertos

Los críticos, principalmente de izquierdas (defensores del colectivismo –primacía del grupo sobre individuo– y el estatismo económico -control de la economía por parte del estado), fundamentan su oposición en que Smith promueve la existencia de una minoría rica frente a una mayoría pobre.


Reflexiones de otros

En economía, la ganancia de unos no determina la pérdida de otros. Sí es cierto que el liberalismo/capitalismo promueve la desigualdad, y lo hace conscientemente, pues es un reflejo de la libre competencia: no todos trabajamos lo mismo, somos igual de brillantes o igual de productivos. Cada persona es un mundo en sí mismo y, puesto que somos diferentes, la idea de que debemos ser iguales en cuanto a resultados no tiene sentido. El problema a combatir no es la desigualdad, sino la pobreza, y Smith dio las claves para vencerla. Su objetivo era crear un sistema que beneficiara a todos al maximizar la riqueza y la productividad. Más y mejores productos e inventos, mayor comercio, mayores posibilidades de trabajar, mayor libertad, mayor riqueza para los estados (y con ello mayores posibilidades de ofrecer buenos servicios), etc. Y lo logró. Si tomamos una lista de los mejores países para vivir y los comparamos con aquellos que tienen un mayor índice de libertad económica, es decir, aquellos que siguen las pautas de Smith, la conclusión es que son prácticamente los mismos.

CONCLUSIONES

Estamos asistiendo quizá a precisamente algunos han denominado, a la reinvención del capitalismo, y es un imperativo desde luego para los demócratas, a fin de evitar que el populismo haga de las suyas, endulzando y engañando, aprovechando precisamente esas carencias y desigualdades sociales para instaurar alguna forma de especia de regímenes totalitarios.

La crítica feroz que hace la izquierda al laissez faire no se expresa en términos propositivos, sino que se estructura con un mensaje negativo. Ya no se trata de presentar opciones y soluciones, sino de lanzar precisamente eso una crítica sistemática a las supuestas “injusticias” de un sistema, el liberal, que nunca ha dicho ser perfecto, pero sí ha demostrado funcionar mejor.
Precisamente estos enemigos del mercado, se han afincado en el populismo para descargarse con toda contra el capitalismo, lo cierto es que en medio de estos radicalismos tanto de derecha y de izquierda hay mucha ambigüedad, porque de lo que se trata a mi juicio es de hacer los ajustes a este sistema económico avasallante pero liberal, bueno al menos liberal desde el punto de vista económico.

A Smith le cuestiono lo que atañe a la libertad económica y no la libertad política, porque ambas libertades al parecer son  incompatibles en el actual modelo capitalista, y porque no avanzar precisamente a las libertades sociales, creo que esta es una de las lecturas que me quedan luego de ver las marchas en Bogotá Colombia.

Estamos comprometidos con el libre mercado y al globalización, pero porque no atrevernos a encontrar puntos intermedios en materia de libertad política, en mejores condiciones de vida, en reducir de una vez por todas las brechas de desigualdad, el brindar `precisamente dentro de este laissez faire  las condiciones de decidir entre ser pobre o ser rico y no condenando a generaciones a la miseria absoluta con medidas no solo impopulares sino injustas.

La furia de los excluidos y de los oportunistas políticos de la izquierda que han llegado a la bajeza moral de usar el asesinato de un menor para sacar adelante sus intenciones políticas parece tan solo poner sobre la mesa propuestas económicas irresponsables, y es ese mismo malestar de los miserables lo que impide un dialogo honesto y coherente, como los que respecta al estado de bienestar que son una esponja un bálsamo a este modelo económico.

La formulas heterodoxas que emergen de los populismos y que buscan desvertebrar las incipientes democracias en américa latina debemos observarlas con una sola lectura, en la necesidad repito de reinventar el capitalismo,  llamese capitalismo progresista (Joseph Stiglitz), socialismo participativo (Thomas Piketty), Green New Deal (Alexandria Ocasio-Cortez) o democracia económica (Joe Guinan y Martin O’Neill); En lo que todos estamos de acuerdo es que el sistema tiene grietas.

Gracias.

Escrito por Omar Colmenares Trujillo



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