martes, 12 de marzo de 2019

EL VOTO DE OPINIÓN





EL VOTO DE OPINIÓN…UN VOTO INFORMADO EN ARAUCA.





Bien es sabido que por costumbre política en Arauca ha primado siempre el Voto Clientelista o de Maquinaria, el cual adoran sus barones electorales, pero cuál es el voto clientelista?, sino aquel que se consigue con la simple entrega de un tamal o una lámina de Zinc, pues bien, aunque para algunos resulte inaplicable en la ciudad capital del departamento, algunos como yo, creemos que el voto de opinión no será definitivo en estas próximas elecciones, es más ni siquiera se asoma, pero creemos en la ingente tarea de construir las bases, para que podamos aprender a elegir con información y a conciencia.


Según los estudiosos del tema, existen cuatro tipos de votos:


1) El voto de quienes se identifican con las ideas y programas de un candidato o se sienten atraídos por la persona sin tener ningún vínculo previo con el candidato o su partido (voto de opinión).


2) El voto por el candidato que puede conseguir cosas específicas a cambio de su apoyo (voto interesado o clientelista).


3) El voto señalado por un líder carismático —por el que diga Uribe, por ejemplo— (voto carismático).


y 4) El voto por el candidato que ha escogido el partido al que pertenece el elector (voto disciplinado).


Aunque pocos hablan del voto de opinión, esta es una forma de manifestarse tan válida como cualquiera. Este voto se reconoce por presentar una decisión tomada con pleno conocimiento de propuestas y el perfil del candidato, a pesar de las posibilidades de ganar que tenga el político.



En Colombia, podría decirse que desde el fin del Frente Nacional, una buena parte de la gente siempre ha votado personas. No por proyectos políticos. Si fuera por proyectos políticos, los partidos, que son los que representan esos proyectos políticos, mantendrían un caudal electoral más o menos constante.


Según Yann Basset, director del Observatorio Electoral de la Universidad del Rosario, el voto de opinión se opone a la maquinaria política o lo que se conoce como voto amarrado, pero no es fácil de distinguir. “Este es un voto informado, libre y consciente. Ese es el ideal cívico del voto, mientras la maquinaria sería un voto comprado, presionado a cambio de favores o un voto clientelista”, asegura.


De igual forma, el analista político de la Universidad Libre, Óscar Castelblanco, sostiene que este voto es de libre elección pues “el ciudadano se ve reflejado por las propuestas que da el candidato y con la democracia”.


Sin embargo, Basset asegura que el contexto del ciudadano tiene gran incidencia en las votaciones, ya que la gente que tiene más necesidades va a encontrar utilidad en vender sus votos (voto clientelista o a cambio de) que la gente que no lo necesita. Por ello, la decisión “depende de la educación y las necesidades básicas que tenga determinada población”.


Además, la influencia de este voto, también depende del contexto en que se dé. Basset asegura que “las elecciones presidenciales suelen mover mucho más el voto urbano que el rural y las legislativas todo lo contrario”.


Por su parte, Castelblanco afirma que “el voto de opinión es más activo para una elección presidencial o de alcaldía. Mientras que el voto clientelista mueve más personas para elecciones de Congreso o Concejo o para cuerpos colegiales en general”.


El voto de opinión es votar por quién uno cree, no por quien le regala un tamal, le promete pavimentar una cuadra, le recibe una hoja de vida o le invita con tono “veintejuliero” a ponerse la camiseta del partido de sus abuelos.


Según Natalia Springer, analista política, hay dos categorías generales en el voto de maquinaria: uno que responde a una filiación política que se da sobre todo en el rango poblacional del adulto mayor. Estos ciudadanos tienen una pertenencia consentida a un color político y no se fijan en la persistencia del ideario. Se da por razones fundadas en otro momento histórico. No es un voto de transacción.



Y el otro, según Springer, es el voto de “maquinaria de transacción. Se evidencia cuando el ciudadano cambia su sufragio por un cupo escolar, por dinero o por un insumo de construcción, entre otras. Se da sobre todo en pequeñas poblaciones en zonas rurales, aunque, por ejemplo, se ha visto en grandes centros poblados de regiones como la Costa Atlántica en elecciones recientes. Se da con más facilidad en familias en situación de pobreza y últimamente se ha constatado que los votantes son contactados por las bases de datos con que el Estado otorga subsidios”.


Para la analista política Laura Wills, el de opinión “es un voto suelto. Lo ejercen ciudadanos que no están comprometidos con un candidato o un color político y no son consistentes de una elección a la otra. Se da sobre todo en las ciudades, porque allí convergen ciudadanos de distintos orígenes y realidades, con menos posibilidad de que se les restrinja su libertad de elegir. Es un voto más moderno”.



Springer, por su parte, añade que el de opinión es un voto informado que, generalmente, está relacionado con un nivel académico y socioeconómico relativamente alto. Incluso, con un rango de edad entre los 18 y los 45 años, relacionándose así con una edad productiva. “Es un voto informado sobre las propuestas de cada partido o candidato, pero también es muy emocional, pues responde a coyunturas o escándalos que marcan la agenda nacional y generan simpatía o rechazo”.



El voto de opinión ha sido generalmente un voto a favor de personas. No pertenece a ningún partido ni permanece fiel a un solo líder. Va migrando de jornada electoral en jornada según los diferentes candidatos que en cada oportunidad logren concitar sentimientos de atracción.


Hasta una próxima oportunidad.



Omar colmenares Trujillo
Analista.


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