EL VOTO DE OPINIÓN…UN VOTO INFORMADO EN ARAUCA.
Bien es sabido que por costumbre política en Arauca ha primado siempre
el Voto Clientelista o de Maquinaria, el cual adoran sus barones electorales,
pero cuál es el voto clientelista?, sino aquel que se consigue con la simple entrega
de un tamal o una lámina de Zinc, pues bien, aunque para algunos resulte
inaplicable en la ciudad capital del departamento, algunos como yo, creemos que
el voto de opinión no será definitivo en estas próximas elecciones, es más ni siquiera
se asoma, pero creemos en la ingente tarea de construir las bases, para que
podamos aprender a elegir con información y a conciencia.
Según los estudiosos del tema, existen cuatro tipos de votos:
1) El voto de quienes se identifican con las ideas y programas de un
candidato o se sienten atraídos por la persona sin tener ningún vínculo previo
con el candidato o su partido (voto de opinión).
2) El voto por el candidato que puede conseguir cosas específicas a
cambio de su apoyo (voto interesado o clientelista).
3) El voto señalado por un líder carismático —por el que diga Uribe, por
ejemplo— (voto carismático).
y 4) El voto por el candidato que ha escogido el partido al que
pertenece el elector (voto disciplinado).
Aunque pocos hablan del voto de opinión, esta es una forma de
manifestarse tan válida como cualquiera. Este voto se reconoce por presentar
una decisión tomada con pleno conocimiento de propuestas y el perfil del
candidato, a pesar de las posibilidades de ganar que tenga el político.
En Colombia, podría decirse que desde el fin del Frente Nacional, una
buena parte de la gente siempre ha votado personas. No por proyectos políticos.
Si fuera por proyectos políticos, los partidos, que son los que representan
esos proyectos políticos, mantendrían un caudal electoral más o menos
constante.
Según Yann Basset, director del Observatorio Electoral de la Universidad
del Rosario, el voto de opinión se opone a la maquinaria política o lo que se
conoce como voto amarrado, pero no es fácil de distinguir. “Este es un voto
informado, libre y consciente. Ese es el ideal cívico del voto, mientras la
maquinaria sería un voto comprado, presionado a cambio de favores o un voto
clientelista”, asegura.
De igual forma, el analista político de la Universidad Libre, Óscar
Castelblanco, sostiene que este voto es de libre elección pues “el ciudadano se
ve reflejado por las propuestas que da el candidato y con la democracia”.
Sin embargo, Basset asegura que el contexto del ciudadano tiene gran
incidencia en las votaciones, ya que la gente que tiene más necesidades va a
encontrar utilidad en vender sus votos (voto clientelista o a cambio de) que la
gente que no lo necesita. Por ello, la decisión “depende de la educación y las
necesidades básicas que tenga determinada población”.
Además, la influencia de este voto, también depende del contexto en que
se dé. Basset asegura que “las elecciones presidenciales suelen mover mucho más
el voto urbano que el rural y las legislativas todo lo contrario”.
Por su parte, Castelblanco afirma que “el voto de opinión es más activo
para una elección presidencial o de alcaldía. Mientras que el voto clientelista
mueve más personas para elecciones de Congreso o Concejo o para cuerpos
colegiales en general”.
El voto de opinión es votar por quién uno cree, no por quien le regala
un tamal, le promete pavimentar una cuadra, le recibe una hoja de vida o le
invita con tono “veintejuliero” a ponerse la camiseta del partido de sus
abuelos.
Según Natalia Springer, analista política, hay dos categorías generales
en el voto de maquinaria: uno que responde a una filiación política que se da
sobre todo en el rango poblacional del adulto mayor. Estos ciudadanos tienen
una pertenencia consentida a un color político y no se fijan en la persistencia
del ideario. Se da por razones fundadas en otro momento histórico. No es un
voto de transacción.
Y el otro, según Springer, es el voto de “maquinaria de transacción. Se
evidencia cuando el ciudadano cambia su sufragio por un cupo escolar, por
dinero o por un insumo de construcción, entre otras. Se da sobre todo en
pequeñas poblaciones en zonas rurales, aunque, por ejemplo, se ha visto en
grandes centros poblados de regiones como la Costa Atlántica en elecciones
recientes. Se da con más facilidad en familias en situación de pobreza y
últimamente se ha constatado que los votantes son contactados por las bases de
datos con que el Estado otorga subsidios”.
Para la analista política Laura Wills, el de opinión “es un voto suelto.
Lo ejercen ciudadanos que no están comprometidos con un candidato o un color
político y no son consistentes de una elección a la otra. Se da sobre todo en
las ciudades, porque allí convergen ciudadanos de distintos orígenes y
realidades, con menos posibilidad de que se les restrinja su libertad de
elegir. Es un voto más moderno”.
Springer, por su parte, añade que el de opinión es un voto informado
que, generalmente, está relacionado con un nivel académico y socioeconómico
relativamente alto. Incluso, con un rango de edad entre los 18 y los 45 años,
relacionándose así con una edad productiva. “Es un voto informado sobre las
propuestas de cada partido o candidato, pero también es muy emocional, pues
responde a coyunturas o escándalos que marcan la agenda nacional y generan
simpatía o rechazo”.
El voto de opinión ha sido generalmente un voto a favor de personas. No
pertenece a ningún partido ni permanece fiel a un solo líder. Va migrando de
jornada electoral en jornada según los diferentes candidatos que en cada
oportunidad logren concitar sentimientos de atracción.
Hasta una próxima oportunidad.
Omar colmenares
Trujillo
Analista.
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