sábado, 10 de marzo de 2018

DESPUES DE LAS ELECCIONES:




DE LA FE DE CARBONERO DE LOS ARAUCANOS



 

Don Juan a sus 75 años, se levanta como es costumbre en lo profundo de los llanos del Arauca, a tomar un buen café preparado por su señora, a las cinco de la mañana, se sienta en su butaca, aún el cielo esta oscuro, enciende el viejo radio para escuchar la voz del Cinaruco; pero hoy es un día especial para él, quiere ser informado sobre los ganadores en las elecciones al congreso de Colombia, quiere saber si su candidato al fin gano.

 Don juan con sorpresa escucha que efectivamente su candidato logró un cupo a la cámara de representantes, sonríe, se pone contento y le grita su vieja: ganamos ¡No perdimos el voto! ,  vuelve y sonríe, pero en el fondo don Juan, un llanero seco, ordinario en sus ademanes, y de hablado golpeado afirma que  no espera nada de los políticos, pues ya está muy viejo, aunque esta vez sí desea que pavimenten la vía de la vereda hacia la carretera principal que le prometió su candidato. 

 Así como Don juan, miles de araucanos profesan lo que en ciencia política se llama la fe de carbonero, y que es la fe de carbonero? Pues bien, para entender el concepto es necesario contar un pequeña historia patria; en la Colombia cuando no había luz eléctrica, existía un carbonero, que era quien pasaba puerta a puerta por las casas  por unos escasos reales para llevar el carbón con el fin de que fueran usados para iluminar, era un trabajo bastante desagradable ya que el vendedor de carbón o carbonero, ensuciaba su vestido con las manchas negras que este dejaba.

El carbonero era un apersona iletrada, humilde, sin ninguna preparación más que la de vender carbón, él era un hombre de fe ciega, creía todo lo que se le decía, no podía distinguir entre lo que era verdadero de lo falso, era de alguna forma inocente respecto de las cosas de estado.

 “Fe de carbonero”, hace referencia a ese tipo de personas que, aunque no entienden nada de lo que se está tratando, creen sin embargo en ello, por la simple razón de que le han dicho que hay que creérselo; Se alude con ella a la fe de las personas que adoptan firmemente unas ideas, sin necesitar de explicaciones o pruebas que le demuestren que sus creencias son acertadas.

Es una clara actitud de lo que se conoce como fideísmo. Que deriva del latín fides, fe, y alude a la actitud de quien piensa que no es necesario dar razones sobre lo que se cree.

Hoy, un día después de las elecciones, los araucanos despertamos así como Don Juan, en la esperanza porque las cosas cambien, pero con la fe de carbonero, ese sentimiento, esa pasión, ese deseo que no necesita razones, ni explicaciones, simplemente creer que todo cambiara así como por arte de magia, estemos ahogándonos en un mar de corrupción, la misma que tiene al departamento  en la más absoluta agonía económica.

La fe de carbonero es la misma con la que miles de araucanos fueron a votar en las pasadas elecciones, por candidatos cuestionados con la justicia, pero creyendo algunos ingenuamente y otras por intereses personales en que las cosas van a mejorar para Arauca.

 Pero con el pasar de los días, los meses y los años y una vez sentados en el trono, la desilusión y la decepción nuevamente empezará a embargar a los miles de electores araucanos, estarán tristes porque no le dieron el trabajo que le prometieron, porque no le dieron los contratos que quería, amargados porque las vías aún continúan deteriorándose en el departamento mientras que el parlamentario vive ostentosamente en la capital ganándose más de 30 millones de pesos, adquiriendo toda clase de bienes particulares, en fin enriqueciéndose desde las altas esferas del estado.

 Las cosas no van a cambiar en Arauca sencillamente porque la fe de carbonero es una fe ciega e inútil, que no permite contrastar, al llanero no le interesa verificar y cuestionar, el solo cree, esa es su fe, la que de antaño, nos ha tenido sometido a la ignominia de dirigentes políticos delincuentes que ante los ojos de todos saquean el erario público y no puede protestar.

 En ese orden de ideas,  es tal la fe de carbonero de los araucanos, que cualquiera que cuestione o critique, es tildado de enemigo, de dañino, resentido y es vilmente amenazado, por lo tanto siempre he propuesto en Arauca el cambio de la cultura política, en construir una verdadera y por primera vez pedagogía política en Arauca.

Los miles de carboneros araucanos que votaron por dirigentes con líos en la justicia deben entender, que la pedagogía política será la única capaz de desterrar esa ignorancia ancestral, que dentro de ese esquema de cultura política, cuestionar, estudiar e investigar, no es hacer daño, sino construir sociedad verdadera, justa y equitativa.

Pero la labor no parece fácil, sobre todo por los miles de llaneros que como Don juan, se resisten al cambio, se resisten a una nueva cosmovisión, una nueva forma de reinterpretar la política en nuestro departamento, aunque resulte doloroso la decepción y la desilusión, prefieren como un magno masoquista repetir una y otra vez el mismo proceso por miedo, simplemente por eso por miedo.

 Los carboneros Araucanos deben entender de una vez por todas que hay una juventud naciente dispuesta comerse el mundo entero, que ya no va a estar sometido a los vejámenes politiqueros del cual se acostumbraron, que debíamos respaldar a corruptos para conseguir una oportunidad laboral porque esa es la única forma de salir adelante.

 Una vez mas, quedamos deshechos con estas elecciones, han ganado los mismos, pero el problema no son los mismos, sino los corruptos, la maquinaria política, el clientelismo, y ahí es donde precisamente aflora la fe de carbonero, la creencia casi convertida en epígrafe de que es mejor estar en la rosca para que no me vaya mal.

 En últimas el carbonero es un perfecto ignorante, esa misma que aprovechan los populistas y gamonales de pueblo para hacer de las suyas, apoyar un candidato corrupto porque dio plata para las ferias y fiestas en Tame, es una deformada concepción de la democracia.

Seguiremos en pie de lucha, los teóricos, los analistas observando el panorama y educando a la gente respecto de sus derechos y garantías, porque como repito la crítica y el cuestionamiento no es dañar, es construir, es educar, es servir, es tomar el rumbo adecuado hacia la consolidación de una región prospera y desarrollada.

 
Omar Colmenares Trujillo
 Analista Político
 


 

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