DE
LA FE DE CARBONERO DE LOS ARAUCANOS
Don Juan a sus 75 años,
se levanta como es costumbre en lo profundo de los llanos del Arauca, a tomar
un buen café preparado por su señora, a las cinco de la mañana, se sienta en su
butaca, aún el cielo esta oscuro, enciende el viejo radio para escuchar la voz
del Cinaruco; pero hoy es un día especial para él, quiere ser informado sobre
los ganadores en las elecciones al congreso de Colombia, quiere saber si su
candidato al fin gano.
Don juan con sorpresa
escucha que efectivamente su candidato logró un cupo a la cámara de
representantes, sonríe, se pone contento y le grita su vieja: ganamos ¡No
perdimos el voto! , vuelve y sonríe,
pero en el fondo don Juan, un llanero seco, ordinario en sus ademanes, y de
hablado golpeado afirma que no espera
nada de los políticos, pues ya está muy viejo, aunque esta vez sí desea que
pavimenten la vía de la vereda hacia la carretera principal que le prometió su
candidato.
Así como Don juan,
miles de araucanos profesan lo que en ciencia política se llama la fe de
carbonero, y que es la fe de carbonero? Pues bien, para entender el concepto es
necesario contar un pequeña historia patria; en la Colombia cuando no había luz
eléctrica, existía un carbonero, que era quien pasaba puerta a puerta por las
casas por unos escasos reales para
llevar el carbón con el fin de que fueran usados para iluminar, era un trabajo
bastante desagradable ya que el vendedor de carbón o carbonero, ensuciaba su
vestido con las manchas negras que este dejaba.
El carbonero era un
apersona iletrada, humilde, sin ninguna preparación más que la de vender
carbón, él era un hombre de fe ciega, creía todo lo que se le decía, no podía
distinguir entre lo que era verdadero de lo falso, era de alguna forma inocente
respecto de las cosas de estado.
“Fe de carbonero”, hace
referencia a ese tipo de personas que, aunque no entienden nada de lo que se
está tratando, creen sin embargo en ello, por la simple razón de que le han
dicho que hay que creérselo; Se alude con ella a la fe de las personas que
adoptan firmemente unas ideas, sin necesitar de explicaciones o pruebas que le
demuestren que sus creencias son acertadas.
Es una clara actitud de
lo que se conoce como fideísmo. Que deriva del latín fides, fe, y alude a la
actitud de quien piensa que no es necesario dar razones sobre lo que se cree.
Hoy, un día después de
las elecciones, los araucanos despertamos así como Don Juan, en la esperanza
porque las cosas cambien, pero con la fe de carbonero, ese sentimiento, esa
pasión, ese deseo que no necesita razones, ni explicaciones, simplemente creer
que todo cambiara así como por arte de magia, estemos ahogándonos en un mar de
corrupción, la misma que tiene al departamento
en la más absoluta agonía económica.
La fe de carbonero es
la misma con la que miles de araucanos fueron a votar en las pasadas
elecciones, por candidatos cuestionados con la justicia, pero creyendo algunos
ingenuamente y otras por intereses personales en que las cosas van a mejorar
para Arauca.
Pero con el pasar de
los días, los meses y los años y una vez sentados en el trono, la desilusión y
la decepción nuevamente empezará a embargar a los miles de electores araucanos,
estarán tristes porque no le dieron el trabajo que le prometieron, porque no le
dieron los contratos que quería, amargados porque las vías aún continúan deteriorándose
en el departamento mientras que el parlamentario vive ostentosamente en la
capital ganándose más de 30 millones de pesos, adquiriendo toda clase de bienes
particulares, en fin enriqueciéndose desde las altas esferas del estado.
Las cosas no van a
cambiar en Arauca sencillamente porque la fe de carbonero es una fe ciega e
inútil, que no permite contrastar, al llanero no le interesa verificar y
cuestionar, el solo cree, esa es su fe, la que de antaño, nos ha tenido
sometido a la ignominia de dirigentes políticos delincuentes que ante los ojos
de todos saquean el erario público y no puede protestar.
En ese orden de
ideas, es tal la fe de carbonero de los
araucanos, que cualquiera que cuestione o critique, es tildado de enemigo, de
dañino, resentido y es vilmente amenazado, por lo tanto siempre he propuesto en
Arauca el cambio de la cultura política, en construir una verdadera y por
primera vez pedagogía política en Arauca.
Los miles de carboneros
araucanos que votaron por dirigentes con líos en la justicia deben entender,
que la pedagogía política será la única capaz de desterrar esa ignorancia
ancestral, que dentro de ese esquema de cultura política, cuestionar, estudiar
e investigar, no es hacer daño, sino construir sociedad verdadera, justa y equitativa.
Pero la labor no parece
fácil, sobre todo por los miles de llaneros que como Don juan, se resisten al
cambio, se resisten a una nueva cosmovisión, una nueva forma de reinterpretar
la política en nuestro departamento, aunque resulte doloroso la decepción y la
desilusión, prefieren como un magno masoquista repetir una y otra vez el mismo
proceso por miedo, simplemente por eso por miedo.
Los carboneros Araucanos
deben entender de una vez por todas que hay una juventud naciente dispuesta
comerse el mundo entero, que ya no va a estar sometido a los vejámenes politiqueros
del cual se acostumbraron, que debíamos respaldar a corruptos para conseguir
una oportunidad laboral porque esa es la única forma de salir adelante.
Una vez mas, quedamos
deshechos con estas elecciones, han ganado los mismos, pero el problema no son
los mismos, sino los corruptos, la maquinaria política, el clientelismo, y ahí
es donde precisamente aflora la fe de carbonero, la creencia casi convertida en
epígrafe de que es mejor estar en la rosca para que no me vaya mal.
En últimas el carbonero
es un perfecto ignorante, esa misma que aprovechan los populistas y gamonales
de pueblo para hacer de las suyas, apoyar un candidato corrupto porque dio
plata para las ferias y fiestas en Tame, es una deformada concepción de la
democracia.
Seguiremos en pie de
lucha, los teóricos, los analistas observando el panorama y educando a la gente
respecto de sus derechos y garantías, porque como repito la crítica y el
cuestionamiento no es dañar, es construir, es educar, es servir, es tomar el
rumbo adecuado hacia la consolidación de una región prospera y desarrollada.
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Omar Colmenares Trujillo
Analista Político |
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