LA
RETORICA POLÍTICA
En tiempos como los
actuales, donde la política se desarrolla en dos espacios, uno físico y otro
virtual, el discurso debe ser creado para la consecución de los objetivos en
ambos espacios de expresión y participación ciudadana. Para ello, debe generar
en el público al menos tres reacciones básicas, convencer, persuadir y conmover
a los oyentes. Primeramente para conmover se debe influenciar fuerte y
eficientemente a los oyentes, se deben utilizar valores propios que permitan
que se muevan pasiones en el espacio donde se desarrolle; el político, el
locutor debe ganarse la confianza de los ciudadanos los escuchan, logrando
emocionarlos, alterarlos, conmoverlos, sorprenderlos, etc., este movimiento no
es más que la creación de un vínculo personal, basado en vivencias e ideas.
El arte de la oratoria,
entendida como la habilidad, experiencia o talento de comunicar asertivamente a
través del discurso político, es quizás la estrategia política más antigua y
más compleja de llevar a cabo con éxito; la unión de oraciones dentro de un discurso
político, puede llevar a la cima o desmoronar la carrera del locutor. Es por
ello que, detrás de los discursos que se desarrollan diariamente en los
diferentes medios de comunicación existe una estrategia de comunicativa de
intencionalidad, en la planificación, determinación de objetivos y la
influencia que se aspira generar en los ciudadanos; en algunos casos puede ser
considerado un diálogo entre retórica y oratoria.
El nacimiento y construcción
de los discursos políticos e institucionales, se basa en los intereses de los
ciudadanos a los cuales va referido, así que, está íntimamente relacionado con
las múltiples aspiraciones y las emociones que se encuentran en el auditorio, y
que pueden ser modificadas o afianzadas de manera directa o no, con temas que
puedan influenciar los sentimientos (preocupaciones, creencias, diferencias,
etc.). No es un tema de reducción de los temas presentados a emociones
personales, se busca presentar temas que hagan que el oyente quede atrapado por
las palabras expresadas, buscando establecer una relación íntima entre locutor
y receptor.
El arte de la oratoria,
entendida como la habilidad, experiencia o talento de comunicar asertivamente a
través del discurso político, es quizás la estrategia política más antigua y
más compleja de llevar a cabo con éxito; la unión de oraciones dentro de un
discurso político, puede llevar a la cima o desmoronar la carrera del locutor.
Es por ello que, detrás de los discursos que se desarrollan diariamente en los
diferentes medios de comunicación existe una estrategia de comunicativa de
intencionalidad, en la planificación, determinación de objetivos y la
influencia que se aspira generar en los ciudadanos; en algunos casos puede ser
considerado un diálogo entre retórica y oratoria.
El nacimiento y construcción de los discursos políticos e institucionales, se basa en los intereses de los ciudadanos a los cuales va referido, así que, está íntimamente relacionado con las múltiples aspiraciones y las emociones que se encuentran en el auditorio, y que pueden ser modificadas o afianzadas de manera directa o no, con temas que puedan influenciar los sentimientos (preocupaciones, creencias, diferencias, etc.). No es un tema de reducción de los temas presentados a emociones personales, se busca presentar temas que hagan que el oyente quede atrapado por las palabras expresadas, buscando establecer una relación íntima entre locutor y receptor.
En el proceso previo a la creación discursiva, se debe planificar una estrategia que, pretenda generar el impacto necesario en la opinión pública nacional e internacional (según sea el caso), estableciendo valores concretos, que se establecen realizando estudios de los intereses que posee el público al que va dirigido. Estos valores deben estar intrínsecamente en todas las estructuras del discurso, bien sea, en la dimensión psicológica, metodológica, expresiva, fáctica, identificativa, entre otras, todas con el fin de establecer el diálogo entre la retórica y la oratoria, que se resume como: Persuadir al auditorio.
En tiempos como los actuales, donde la política se desarrolla en dos espacios, uno físico y otro virtual, el discurso debe ser creado para la consecución de los objetivos en ambos espacios de expresión y participación ciudadana. Para ello, debe generar en el público al menos tres reacciones básicas, convencer, persuadir y conmover a los oyentes. Primeramente para conmover se debe influenciar fuerte y eficientemente a los oyentes, se deben utilizar valores propios que permitan que se muevan pasiones en el espacio donde se desarrolle; el político, el locutor debe ganarse la confianza de los ciudadanos los escuchan, logrando emocionarlos, alterarlos, conmoverlos, sorprenderlos, etc., este movimiento no es más que la creación de un vínculo personal, basado en vivencias e ideas.
Otro factor importante al
momento de realizar un discurso, es que éste debe convencer, basado en el
planteamiento de ideas sólidas que no permitan cuestionamientos o al menos que
no generen dudas, con el objetivo de persuadir al receptor de cambiar su
percepción y valoración de las ideas allí planteadas. Para ello, se deben
emplear herramientas discursivas que logren asombrar y entusiasmar a los
destinatarios a través de fundamentos consistentes; dicha estrategia
argumentativa, está basada en la consecución de los objetivos a través de
métodos válidos según amerite la situación. Por último tenemos la persuasión,
para ello se debe tener conocimiento de que está basado en cambiar, transformar
e influenciar el pensamiento o comportamiento de los que están recibiendo la
información, este factor está entrelazado a los dos que mencionamos
anteriormente (convencer y conmover) debido a que sin ellos, los resultados no
serían los esperados.
Existen tres caminos
modificables, pero que sin embargo, no son los únicos existentes que se pueden
llevar a cabo, empero, pueden ser considerados los más efectivos al momento de
llegar al ciudadano. El camino número uno, basado en convencer a través de un
razonamiento lógico y una argumentación basada en la transmisión de ideas,
consiguiendo la adhesión a ellas (retórica), formando así un ambiente de
solidaridad entre las premisas y las opiniones, lo que lleva a una disuasión
lógica y finalmente logra transformar, modificar o trasladar comportamientos o
acciones. Por su parte, el camino dos es una camino mixto cimentado en
convencer y en conmover, está basado en otras premisas, primeramente el orador
debe interesar al oyente para captar su atención y así poderlos impresionar,
afectar, entusiasmar e incitar, derivando en un movimiento y en una
predisposición de los comportamientos, lo que finalmente nos lleva a la
persuasión. Por último, el tercer camino fundamentado en conmover, debe promover
soluciones a partir de las pasiones, de las emociones, es por ello que debe
fascinar, estremecer, perturbar, apasionar o seducir a los escuchas, lo que
solo predispone su comportamiento y sus acciones, logrando también llegar a la
persuasión.
Para conseguir atrapar al
público, el discurso debe tomar vida dentro del auditorio, mostrando claramente
las ideas que se desean presentar, dándole fuerza y poder a las palabras en la
construcción de mensajes, ideas, realidades. Es por ello que toda persona debe
estudiar constantemente la habilidad de la oratoria y la retórica, a
reconocerse y a conocerse, para así mostrar a quien lo escucha una versión lo
más genuina de sí mismo, comprendiendo de esta manera el mundo que nos presenta
múltiples lenguajes, comunicaciones, y tecnologías que nos conectan en
diferentes momentos de la vida con nuestros semejantes.
Consejos a seguir para
lograr un discurso que genere impacto que se busca en los receptores:
Coherencia: Las
ideas argumentativas deben presentar un orden que sea concordante y consecuente
con lo que se plantea, presentando una cohesión desde el inicio hasta el final.
Credibilidad:
Está basado en la habilidad de proyectar la imagen correcta, buscando generar
el juicio de valor correcto. El orador puede hablar con la verdad, pero si no
la expresa, sus palabras no tendrán la veracidad.
Claridad:
Esto permite reconocer la clave inteligible e ininteligible dentro del
discurso, impulsando con ello una distinción que, permite diferenciarse de
otros ante sus receptores, formando así, una percepción positiva.
Captación: Es
una acción de causa y efecto que permite una retroalimentación entre el emisor
y el receptor. Se genera a partir de la percepción como un proceso mental de la
fluidez de los estímulos analíticos e impulsivos, es por ello que, se forjan
emociones e interpretaciones.
Conciso: Ser
directo es otra cualidad dentro de los discursos, planteando ideas de concisas
que poseen un laconismo estratégico, permitiendo que se puedan expresar las
ideas y pensamientos con exactitud y menor cantidad de complementos
discursivos.
Contenido: Es
la base del discurso, es donde se fundamentan las actividades que, se enfocarán
a convencer, conmover y persuadir con la finalidad de conseguir los objetivos
planteados. El contenido puede estar compuesto por contenido de acción o
conceptuales, el primero se forma a través de la predisposición a determinado
comportamiento, y el segundo se construye sobre hechos, creencias, ideas.
Además para hilar las ideas correctamente se debe establecer un eje central del
discurso, que, está conformado por los conceptos y hechos destacables, las
figuras retóricas que sirvan de apoyo, y la profundidad y amplitud que se desea
en el texto.
Consistencia:
Debe mostrar la estabilidad, solidez durante la pieza discursiva, mostrando la
resistencia y proyección futura de las ideas que se plantean.
Costo
Político: Relacionado a las consecuencias (positivas y negativas),
que un locutor debe enfrentar al momento de emitir un discurso, el cual va a
tener respuestas, incluso la no participación es interpretada como un vacío que puede no tener y no querer decir
algo; ese vacío es ocupado por opiniones e impresiones de los receptores, que
incluso pueden no tener relación con quien emitió el discurso.
Omar Colmenares Trujillo
Analista Político
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