DEL PROPIO INFIERNO.....
MI
VERDAD
Tenía
todo para ser feliz, profesional, abogado, inteligente, brillante, disciplinado,
con un gran empleo en el estado, y con un extraordinario lenguaje y sin embargo
no era feliz, algo le pasaba al man, pero una gran bomba estallaría en su
interior, y a lo bien, eso lo destrozo, es como si el afamado edificio se
volviera añicos.
Esta
es la historia de Omar, este es mi testimonio, bastante áspero, pero quiero
contarlo de la manera más simple y humana, pero sobre todo desde el fondo de mi
corazón.
Una
noche del año 2004, mientras recorría tristemente las calles de la ciudad de Bogotá,
buscando incesantemente aceptación, amor o yo no sé qué cosa, unos ñeros le regalaron
una dosis de marihuana y basuco y desde ese momento conoció el más grande
infierno del que casi no pudo salir.
Pero
porque este man?, tan culto, educado, algo refinado, por no decir amanerado, de
valores tradicionales y conservadores, se dejaría arrastrar por el mundo de las
drogas, venga le cuento la trama, para que compruebe que el consumo de
sustancias alucinógenas no es solo asunto de pobres.
En
realidad, Omar, era un nombre, una marca comercial, algo así como el Good will,
porque él vivía para los demás y esto le jodío toda su existencia.
Creció
en sus primeros años sin la presencia de su padre, a las faldas de su madre, y
con la excesiva sobreprotección, por causa de sus recurrentes convulsiones, se
tiraron al chino, y debido a su enfermedad, el man creo un espíritu pusilánime,
cobarde, miedoso, era hasta tartamudo y un poco lento en sus estudios.
Pero
más tarde en su adolescencia, hay sí que el viejo Omar se lo llevo la
malparidez, sin amigos, sin personalidad autentica, temeroso, circunspecto,
habituado a los libros, la soledad y en un mundo de fantasías que le pasaría
factura.
Como les digo, Omar no desarrollo una autentica personalidad, sin la presencia de su
padre, se hizo hombre a lo salvaje, sin saber y entender muchas cosas, ni a
quien preguntar, pero quería zafarse de la sobreprotección, y decidió a ser un
poco más independiente, dejo de dormir a los 12 año con su mama.
Fue
objeto de burlas, comentarios, chistes de vecinos, amigos y compañeros de
colegio, porque Omar era muy afeminado y el único que no sabía que era marica
era el mismo, eso lo descubrió casi a sus 20 años.
Aislado
siempre, triste, melancólico, escuchando sus baladas románticas, creció sintiéndose
rechazado y humillado, claro, como no, si el primer rechazo fue el de su padre.
Pero
todo cambio cuando el viejo Omar llego a la Universidad, se fue a la capital
entonces y decidió ser lo que nunca fue, libre; visito saunas, bares gay,
sitios de encuentros casuales, eso si el siempre muy zanahorio, porque siempre
para él era más importante los sentimientos que la vaina del sexo, así que
siempre se cuidó, pero no dejaba de sentir ganas y de divertirse de vez en cuando.
Fue
destacado en la Universidad, tomando la vocería y siendo un gran líder
estudiantil, hablaba duro, no se dejaba de nadie, era autoritario, mejor dicho
hizo una especie de sobrecompensación, la que terminó llevándolo a la locura.
Pero
en el fondo Omar se seguía sintiendo su amargura eterna, miserable, desdichado,
infeliz, y tenía suficientes razones, ya no sería el padre de familia, el
esposo, el heterosexual con arraigo familiar, sino que por el contrario
pertenecería a un mundo que hasta el día de hoy cuestiona, porque es bastante crítico
de la maricada, algo que lo afecta profundamente y no lo deja ser completamente
libre.
Por
fortuna termino sus estudios de derecho y ciencias políticas, con una carrera
promisoria en la abogacía, hasta que sí señor; esa maldita noche de 2004, en
que se le dio por meterse una dosis de bareto y basuco, las drogas empezaría a
ser una sombra que lo perseguiría hasta hoy día.
Fue
asesor en varias entidades del estado, se independizo, adquirió un apartamento
arrendado, para vivir con su pareja que había conocido a eso del 2011, de quien
se enamoró perdidamente, pero este le cambio por otro y al sufrir su decepción,
como la muerte de su madre fueron lo que lo impulsaron al borde de la locura. Fue
una implosión, algo bien desde adentro; se sentía huérfano, sin padres, sin un
hogar, sin una familia, una profunda depresión se enquistó en su alma de forma
enfermiza, siempre disimulada con su extraordinaria personalidad, algo teatral
y falso ante los demás, una sonrisa o un chiste lo disimulaba todo.
Antes
que nada el nombre tenía que mantenerse, una persona sobria, educada, de
grandes valores, usando sus trajes de saco y corbata, pero se pegaba unas
farras con personas que ni siquiera conocía en su apartamento, fumaban de todo,
se volvía loco y salía a la calle vuelto mierda, aunque bien vestido, porque la
clase antes que nada, ¡qué dirán los amigos!.
Hasta
que la situación lo llevo a irse para su
tierra, estar con sus hermanos, donde empezó lo más áspero de la historia, sin
trabajo, empezó a fumar y salir en las calles, sacando bienes, como computadores, licuadoras, no sé, y hasta pedir
plata prestada, lo que le sirviera para mantener su fuma, es decir su vicio,
hasta que fue sometido por su propia familia a tratamientos ambulatorios en
psiquiatras y psicólogos, que de nada sirvieron porque lo que quería era seguir
fumando, fumando para escapar de su propia realidad.
La
situación lo llevo a quedarse en un apartamento donde continúo fumando con
gamines, ñeros y choros, prostitutas, expresidiarios, pero al man le llego la
hora y empezó a comer de la que sabemos, sin comida, solo, arruinado, pero
completamente solo, decidió algo muy importante, internase.
El
viejo Omar tomo la gran decisión de buscar ayuda profesional, en un centro de
rehabilitación, se internó 15 días en Arauca su ciudad, y posteriormente a la
Ciudad de Bucaramanga, donde fue internado en un centro psiquiátrico, para de
desintoxicación, por un lapso de tres meses.
Sí
señor, se recuperó, se engordo, paso de 44 a 61
kilos, llegando así a su promedio normal, dejo ese color amarillento que deja
el consumo en la piel, y retomando su aspecto natural, libre de toda esa basura
que se llama droga.
No
ha sido fácil, el camino que he recorrido, pero me llenó de valor, para
contarlo sin temor a lo que muchos piensen, pues mi testimonio, es el testimonio de un homosexual, adicto a las drogas,y que debe inspirar a
muchos que como yo nos encontramos con este Goliat, que hay que enfrentar.
Las
drogas es una problemática mundial y especialmente las adicciones cada día van
en aumento; en mi tratamiento, tanto psiquiátrico, consistente en el consumo de
medicamentos para contralor y estabilizar el estado de ánimo, como las
psicoterapias, he aprendido tanto, como la infinidad de adicciones que hoy
están en nuestra juventud, al dinero, al poder, a mentir, a los juegos, al
alcohol, a las redes sociales, a hablar, la moda, la vanidad, la belleza, el
gimnasio, y hay no termina la lista, pero las sustancias psicoactivas son el peor
engendro del diablo.
Las
drogas sacaron lo peor de mi ser, nunca llegue a matar, ni a robar, pero si me
transforme de tal forma, que mi propia familia me desconocía, llegue a hacer
cosas que jamás me imagine hacer.
Como
y porque llegue a las drogas? Me atrevería a asegurar que mi
homosexualidad, la que nunca acepte, la constante discriminación y rechazo, la
falta de amor propio, y créanme son muchos los suicidios en gays por una
sociedad que aunque está abierta a los temas de género, aún es muy conservadora
e intolerante.
Fueron siete años en el consumo de sustancias psi coactivas, pero fueron, lo confieso, los peores años de mi vida; y no, no voy a volver, a lo que tanto daño le hizo a mis seres queridos.
Las drogas llegaron a mi vida tarde, cuando ya tenia una vida hecha, por fortuna esa misma vida a la que estaba acostumbrado, a los viajes, los paseos, las comidas y las bebidas, fueron las que me dieron las fuerzas para dejar esta porqueria, la vida a la que siempre he estado acostumbrado, y con el apoyo incondicional de mis hermanos, especialmente Gilma y Mirna.
Espero
y es el deseo, que mi testimonio sea ese
instrumento con el cual muchas personas puedan también tomar la decisión de
salir de las drogas, pues el éxito de un tratamiento para enfrentar cualquier
adicción es usted mismo, solo usted mismo debe tomar la decisión y nadie más.
A
mi gran amiga de toda la vida, mi psiquiatra Johana Mogollón.
Omar Franklin
Colmenares Trujillo
Twitter: @Contpolitico
Contexto
político
Así eres... un guerrero. Dios te tiene muchas cosas hermosas.
ResponderEliminarGracias corazón,bendiciones
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